˚ · ༄ ── 𝐋𝐄𝐓 𝐈𝐓 𝐑𝐎𝐂𝐊
❛El mundo no estaba preparado para la revolución que dos bandas como Ivory Lace y Guns N' Roses supondría. Drogas, alcohol, sexo, música... No nos importaba nada, nos sentíamos invencibles. Alcanzamos la cima y nos hici...
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── SI DIGO QUE NO NECESITO A NADIE, PUEDO DECIRTE ESTAS COSAS PORQUE PUEDO PRENDER A CUALQUIERA, IGUAL QUE TE HE VUELTO CONTRA TI
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Los Angeles, California 4th June, 1987
STEVEN.
Las lágrimas caían por mis mejillas sin control. Llegué al apartamento de Duff y Marian, y llamé a la puerta repetidas veces, sin ni siquiera usar el timbre. No podía soportar estar bajo el mismo techo que Axl, por eso decidí venir con mi mejor amiga y el bajista de mi propia banda, pues sabía que me acogerían y tratarían bien.
Axl y yo fuimos al estudio por la mañana, queríamos ordenar unas pistas de algunas canciones y hacer unos retoques, pues pronto acabaríamos de grabar el Appetite for Destruction y queríamos que el resultado fuera excelente. Pero, no todo podía ser perfecto, no estando en una banda con W. Axl Rose. En la canción «Rocket Queen», la cual Axl escribió para Barbie Von Grief hace algunos años, había algo que no estaba antes y que llamó mi atención. Eran gemidos, putos gemidos, y esos gemidos eran de mi novia, de Adriana Smith.
Mi relación era una mierda, lo admito, pero yo amaba a Adriana, y que me hubiera engañado con Axl en el estudio de la banda y que, encima de todo eso, el cantante hubiera grabado sus gemidos y los hubiera puesto en una de nuestras canciones, me destrozaba por dentro... Realmente, todo parecía una telenovela para personas mayores. Corté con Adriana, naturalmente, pues ya había cruzado una raya que no iba a permitir que nadie cruzara conmigo nunca más. Necesitaba ser más despierto y ágil, más malo, porque siendo tan débil y tierno no estaba consiguiendo nada. Solamente estaba consiguiendo pasarlo mal, y eso no compensaba.
Marian abrió la puerta con una sonrisa, pero su sonrisa desapareció al verme parado delante de ella con mis ojos cristalizados e hinchados, mi rostro apagado y un semblante doloroso y abatido.
—Stevie... —susurró preocupada.
Antes de que pudiera decir nada más, me abalancé a sus brazos, pues necesitaba sentir el amor y el cariño que creía haber perdido en las últimas horas. Lloré en los brazos de la guitarrista mientras que ella me acariciaba el pelo, la espalda y me decía que todo iba a ir bien y que me tranquilizara, pues ella estaba a mi lado.
