~My Sexy Maid; Undercover Operation~ |EXO|

La Dama

Era un día muy agitado para la mansión Park. Dora y Lana ya estaban despiertas y los quehaceres eran más complejos por lo que la señora de la casa estaba de regreso por las vísperas de navidad.

— ¿Y que se supone que tengo que hacer? — Cuestiono incrédula Lana, al oír que tenía que limpiar los enormes ventanales del segundo piso.

—Pues lo que oyó señoría Lana y le aconsejo que se apresure. Si la Sra. Park encuentra los ventanales sucios, le aseguro que usted no tendrá una feliz navidad. — Nana podía dar mucho miedo cuando se trataba de limpieza.  

Lana trago fuerte mientras se dirigía al segundo piso con los implementos de limpieza necesarios.

Por otro lado Dora estaba barriendo en la terraza, donde el Sr. Park se encontraba leyendo el periódico. Había notado un comportamiento pasivo en ese tipo, lo había estado observando durante un largo periodo y no lo había visto realizar alguna conversación fuera de su alcoba o  frente a alguien, como si de verdad ese hombre no hiciera nada más que estar metido en su habitación, la cual aún no había podido ver, ya que la única que tenía el poder de entrar ahí era Nana.

—Se le ofrece algo Señor. — Pregunto Dora sin apartar la vista del frente.

— ¡Oh!... no, nada por el momento. — Respondió volviendo a su crucigrama.

—Bien. — Y sin decir más que decir se marchó.

 —Emh. — El Sr. Park llamo su atención antes de que la empleada abandonara la estancia por completo.

— ¿Amo? — Dora se detuvo, girándose. Algo en ella le decía que sería malo. La forma en que el Sr. Park la miraba fijamente, era incómodo. Tal vez, después de tanto tiempo, aun no olvidaba aquel día que la pillo espiándolo.

 Pero era imposible que lo recordara. Entonces... ¿Por qué seguía tan angustiado?

—Usted...

Silencio.

— ¿Sabe dónde está ubicado el Castillo de Vajdahunyad? — Pregunto con una sonrisa en la cara.

El aire volvió a los pulmones de Dora asegurándole con lo dicho por el Sr. Park, que no tenía de que preocuparse.

—Budapest, si es todo me retiro. — Respondió, inclinando su cabeza en muestra de respeto. Y ahora sí, se fue.

Cuando estuvo completamente solo, murmuro. —No sabía que las empleadas tuvieran tal conocimiento de países como Budapest. — Sonrió para sí mismo rellenando su crucigrama.

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Yuri hablaba por teléfono con alguna de sus amiguitas mientras Lay ponía las fotos en un tablero; eran personas con las cuales Chanyeol se relacionaba, y entre esas fotos se hallaba una de Suho, que estaba rodeada de corazoncitos hechos por el unicornio.