WE ARE MANIACS

*.·:·.☽✧ XXXVII ✧☾.·:·.*

Los chicos estaban cansados de sufrir, querían una vida tranquila, una vida normal.

Para ellos, nomal, era una palabra difícil de explicar. Significaba ser quienes eran. Ellos claramente no encajaban en la sociedad, no se comportaban como la sociedad, su forma de divertirse no era yendo a un picnic bajo los rayos del sol. No, para ellos su diversión era matar. Pero... ¿eso los hacía anormales? ¿El hecho de no comportarse como los demás te hace anomal? Ellos sabían que no era así, sin embargo, se les complicaba definir la palabra normal. Pues ellos querían una vida normal. Pero para ellos, ¿qué era normal? Simplemente hacer lo que les gusta, aún si eso los pone en riesgo, hacer lo que amaban, era normal para ellos. 

No eran estúpidos. Vivirían en otro país. Decidieron que se mudarían a Malasia, donde Jisung pasó la mayoría de su niñez y adolescencia.

— No entiendo porque nos tenemos que ir. —Reclamó el peli rojo.

— ¿Crees que es seguro aquí, Jin?

— Podemos... ser más cuidadosos.

— Tuvimos esa oportunidad desde un inicio y la desaprovechamos.

Sin más que esperar, empacaron las pocas y escasas pertenencías que poseían. Ahorraron todo lo que tenían para comprar sus boletos de avión y a los pocos días, estaban viajando directo a Malasia.

— ¿Por qué Malasia? —Preguntó Minho. Esaban sentados los tres juntos, Hyunjin del lado de la ventana, Jisung en medio y Minho en el extremo.

— Viví ahí por más de 10 años. Cuando tenía 5 años, nos fuimos a Malasia, por el trabajo de mi padre... nos ibamos a regresar cuando tenía 8 años, sin embargo, empece a estudiar clases de canto y música en una distinguida escuela de música. Aprendí a tocar la guitarra. 

— Nunca nos contastenada de eso... 

— Pasaron muchas cosas, una de ellas, conocí a mi primer amor. —Dijo incómodo de estar hablando de eso con sus... ¿novios?

— ¿En serio? Dicen que el primer amor es aquel que nunca se olvida.

— Es verdad. Se llamaba Choi Sumin. Lo conocí en la academia de música a los 8 años. El empezó a ser muy cercano a mí, por lo que, cuando cumplí 14 años, se me declaro. Nuestra relación iba de maravilla, a excepsión de que justo cuando cumplí 15 años, semanas después, nos regresamos a Corea.

— Wow, me imagino que debió de doler. —Inquirió Hyunjin.

— Supongo que todos tenemos ese amor que pudo salir a la perfección, pero algo se interpuso. No me malinterpreten, no me arrepiento de nada, me alegra haberlos conocido.

Los tres se sonrieron, para darse cuenta que el vuelo había aterrizado. Fueron casi 10 horas de viaje, pero al fin, estaban en su nuevo hogar.

Manejaron un par de horas más hasta llegar a una pequeña ciudad. Se dedicaron a buscar un buen departamento, el más barato que encontraran, ese comprarían.

Después de tanto buscar, encontraron uno que solo tenía una habitación, un baño, cocina, comedor, y un pequeño balcón. Su departamento se ubicaba en el piso número 4 de un edificio de 6 pisos.

Decidieron juntar las únicas dos camas que venían en la habitación. Hubieran querido hacer más cambios en la casa, pero la escasez de artículos lo impedía.

Su rutina rapidamente se volvió en la misma, días tras día. Minho trabajaba en una academia de baile cerca de su departamento, Jisung trabajaba en lo que siempre quiso, su sueño desde pequeño. Empezó a dar clases en una escuela de música, daba clases de guitarra y en sus tiempos libres, abría un pequeño club de canto.