WE ARE MANIACS

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Fecha desconocida

Lee Know recuerda como partían el pastel, era su cumpleaños. ¡Que felicidad! ¿No? Los regalos yacían regados por toda la casa, el delicioso pastel de frutos rojos que le había preparado su abuelo y su madre con tanto cariño.

Esa definitivamente iba a ser una noche memorable.

Eran las 11:06 pm, su horario de dormir era normalmente hasta las 9:30 pm o máximo hasta las 10:00, sin embargo, era su cumpleaños. ¿Qué tenía de malo unas horas más sin dormir?

Los ojos del pobre niño, con sus 9 años recién cumplidos, se cerraban solos.

— Tengo sueño mami... —Le informó a su madre.

— Oh mi pequeño, dile a papá que te lleve a la cama, voy a recoger las cosas.

— No quiero ir con papá. —Susurro el menor.

— ¿Por qué?

— Papi no me quiere, dice que no soy un buen niño...

— Tranquilo, papi te quiere, pero no sabe demostrartelo. Ahora ve, ve con él a tu cam. ¿Si?

El menor, aún sin querer i con su padre, asintió.

Su padre, Taeyang, y él subieron por las escaleras. El mayor lo llevo hasta su cuarto, pero para sorpresa del menor, la cerro con llave, con ambos adentro.

A partir de ese momento, Minho recuerda todo como un borroso recuerdo, uno que no quiere revivir.

Recuerda el dolor punzante en alguna zona de su cuerpo. Sentía algo... ¿dentro suyo? No veía bien lo que sucedía, pero estaba asustado. Le dolía. Era una combinación extraña. Su madre siempre le decía "nadie debe tocarte nunca, todos tenemos partes íntimas, y esas no deben ser tocadas sin tu consentimiento. ¿Entiendes?". Entonces... ¿por qué su padre lo estaba tocando?

Minho no lo entendía, pero quería entenderlo, en serio quería.

Se odio cuando por unos segundos sintió... placer. ¿Cómo podía sentir placer después de todo ese dolor que experimentaba minutos antes?

Minho se recordaba amarrado, inmovilizado de las manos, y sus tobillos atados a lo que parecía ser, el borde de su cama.

¿Por qué?

Al día siguiente, habló nuevamente con su mamá.

— Pequeño... ¿qué tienes? No me gusta verte triste.

— Yo...

— ¿Qué pasa mi bebé?

— ¡Papá dice que ahora soy un muy buen niño! —Dijo como si eso fuera un... logro.

— ¡Ves! Papá si te ama.

— Pero ahora dice que soy un niño sucio.

Trás edcir eso, la sonrisa de Sunhee se borró por completo, sus ojos se cristalizaron, sin embargo, en todos los años que se venían, no hizo nada al respecto. Patético.

Fue ahí cuando Minho se preguntó, encerrado en el coche de la policía. ¿Merecía vivir después de todo lo que sufrió? Minho no solo sufrió, sino que también hizo sufrir a gente inocente. Nadie merece vivir así, con culpa y dolor encerrado en su corazón. Fue por eso que Minho decidió savar a Jisung, porque lo amaba, y Minho no se amaba a sí mismo. Ya no más.