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Fecha desconocida

Kim Woojin creció con un gran miedo, un miedo que nadie podía alejar de él. Un miedo hacia su propia familia, la familia Kim. SU padre, Kim Eunwoo y su madre Kim Shinya. Ambos adultos se dedicaban a una cosa, una sola cosa que lo mantenía alterado y alerta en todo momento. El tráfico de drogas. La mafia.

Woojin era un niño, más no era inocente, dejo de serlo a sus 8 años. Sabía a lo que se dedicaban sus padres, sabía lo que su padre hacía, todas las noches —mínimo la mayoría— escuchaba los gritos desgarradores de las personas que su madre encerraba en su sótano. Y su padre riendose del trabajo de su madre.

¿Acaso Woojin merecía eso? Escuchar el sufrimiento de las personas, escuchar como los gritos desesperados de las víctimas de sus padres se apagaban poco ampoco, convirtiendose en un ruido casi silencioso de sus padres pisando los charcos de sangre derramados el piso.

Todo cambió cuando Woojin tenía 12 años. No obstante a la vida de sus padres, él siempre asistía sin falta a la escuela, sin embargo, sus padres decidieron sacarlo de la escuela, querían que Woojin siguiera sus pasos. 

La sala estaba sola y abandonada. Las ventanas estaban sorprendentemente limpias, el piso impecable y una tenue luz iluminaba la habitación. Luego se dio cuenta de que no estaba solo.

— ¿Hola...? —Preguntó asustado.

— Hola. —Una voz le contestó.

— ¿Quién eres? ¿Qué hacemos aquí?

— Tus padres te trajeron. Tontito. 

Cierto, recuerda que sus padres le aseguraron que irían a un lugar seguro. Aquella mañana, Woojin se encontraba con sueño y una actitud somnolienta, no recuerda bien lo que paso, pero si sabe que estuvieron manejando por más de... ¿5 horas? No está seguro.

— Oh, si. 

— ¿Cómo te llamas, pequeño?

— Woojin, Kim Woojin. 

— Un Kim, claro, yo soy Yechan, Lee Yechan.

El menor permaneció en silencio.

— ¿Qué edad tienes?

— 12, ¿tú?

— 15. 

El menor no dijo más nada, así que continuó hablando el mayor.

— No eres el único. Yo también fui arrebatado de lo que más amaba. Mis amigos... extraño cuando estaba fuera de esta mierda. —El menor se quedó perplej ante la palabra <mierda>, no sera alguien que le gustara las groserías, pues cuando las oía, era porque sabía que algo malo estaba pasando.

WE ARE MANIACSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora