Verdad o reto.

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Ya era sábado en la mañana muy por la mañana y el señor Ping despertaba a su hijo tan tiernamente como acostumbraba.

- ¡PO! – Grito desde la cocina - ¡Bajas en este instante o me desharé todos tus muñequitos!

- Aquí estoy, pa' – Anuncio bajando de la escalera con el cabello enmarañado y aun en pijama.

- Saca la basura, que el camión pasara en cualquier momento. – Le ordeno apuntando con el cuchillo los cubos llenos de basura. – Es increíble lo rápido que bajas al amenazarte con tus muñequitos.

- Primero: no son muñecos, son figuras de acción. – Lo corrigió mientras hacia los nudos en las bolsas. – Segundo: ya estaba bajando. – Estaba listo para salir con las bolsas cuando agrego. – Además con mis figuras de acción jamás se juega.

- Lo que tú digas, hijo. – se rio entre dientes el hombre mientras volvía a su tarea de cortar vegetales.

- ¿Qué... diablos... pone... en estas bolsas? – Se preguntaba Po mientras las arrastrabas hacia lo contenedores.

- ¿Po? – Alguien llamó su atención y para su sorpresa era Tigresa. – ¿Necesitas ayuda? - Notando lo pesado de las bolsas.

- ¡Hola! – La saludo amablemente mientras se acercaba a ella. – Tranquila, es algo que hago siempre. Le pongo hasta algunas piedras como ejercicio matutino. – Respondió quitándole importancia fletando sus brazos como si de verdad se pudiera ver algo de musculo. - ¿Qué haces por aquí?

- Este es parte de mi recorrido de ejercicios del fin de semana. – Explico y Po por primera vez se dio cuenta de que llevaba una ropa similar al día que fue a su casa, una chamarra roja, pantalones deportivos negros y unas zapatillas a juego con los pantalones. – Así que este es tu restaurante familiar.

- Así es. Espera... ¿Nuestras casas no están como a cuarenta minutos en auto?

- Si, pero conozco atajos, además los juegos de este parque son muy útiles. – Respondió mientras se volvía aponer unos audífonos para seguir – Lindo pijama.

- ¿Pijama...? – Po se miró y acababa de darse cuenta que seguía en pijama. Para peor era su favorita de un panda con una cinta en la frente en la parte superior y muchos pandas en posiciones de pelea en los pantalones. – Es que no tenía más ropa, esto es de niño. – Intento excusarse, pero su amiga ya había cruzado hacia el parque perdiéndose de su vista. – Bueno, igual es lindo. – Acepto y entro a su casa lo más rápido posible antes de que alguien más lo viera.

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Un poco más tarde es misma mañana la madre de Víbora estaba arreglando un pequeño bolso, su esposo se debía quedar más días de los previstos en el cuartel y le haría falta un poco de ropa.

- Hija vamos a comer y yo me iré por unas horas, ¿necesitas que te deje en algún lugar? – Le pregunto la mujer.

- Pero te avise que hoy me iba a reunir con mis amigos.

- Lo siento, sabes que dice tu padre...

- Nada de chicos si no hay más personas en la casa. – Respondió Víbora molesta. – Mamá son mis amigos de siempre y uno nuevo que hicimos hace unas semanas, no pasara nada. Además, me dejaste sola la semana pasada.

- Fue menos de una hora. Yo también hice una reunión de "amigos" en mi juventud y unos nueve meses después nació mi primogénita. – Respondió la mujer divertida por la cara de asco de su hija. – Habla con tus amigos, tal vez otro pueda ofrecer la casa y yo te dejo por allá.

La chica de mala gana escribió en su grupo de amigas que no podrían llegar a su casa, si otro más podía ofrecer un lugar. Sin embargo, tal como lo suponía Grulla se negó porque su madre nunca los dejaba tranquilos, Mono no podía porque su hermano había llevado ya a sus amigos y la casa estaba llena, Mantis solo quería escapar de la suya porque su madre estaba con un nuevo y meloso novio y Tigresa tenía prohibido invitar a tanta gente sin avisar con anticipación... Solo quedaba Po que después de unos minutos ofreció su casa, pero no prometía comida gratis. Con eso bastaba, le pidió la ubicación.

High School PeaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora