Una conversación importante

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Po no apartaba la vista de su teléfono.

Sobre lo que paso en tu casa, lo hablaremos el lunes – Leía una y otra vez.

Aquel era un mensaje extrañamente agridulce. Dulce porque eso confirmaba que aquello no había sido un sueño, una alucinación debido a su falta de apetito. Y agrio porque sonaba mucho a un tenemos que hablar nada agradable que dejaba volar su ya hiperactiva imaginación hacia infinitos no imaginables. Podía ser desde un me equivoqué y olvídalo a un lo que dije era verdad, también me gustas.

Aquella angustia no lo había dejado dormir más de una hora de corrido en toda la noche.

- ¡Po, baja de una vez! – Lo llamo su padre molesto haciendo que guardara rápidamente el teléfono en su bolsillo y que se cayera por la escalera.

- Mi trasero. – Se quejó el adolescente levantándose.

- ¿Qué te pasa? Estas muy distraído este fin de semana. – Le pregunto preocupado su padre mientras servía el desayuno.

- ¿Distraído? Para nada. – Negó el chico sentándose a comer.

- ¿Entonces porque aun estas con los pantalones del pijama?

- ¿Que? – Se miró las piernas y efectivamente jamás se quitó pantalón del pijama. – Diablos.

- Lenguaje. – Lo regaño su padre lanzándole la cuchara de madera mientras subía por las escaleras. – Apúrate que llegaras tarde.

- ¡Ya bajo!

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Tigresa estaba junto a sus amigos, Víbora hablaba animadamente con los chicos de algún tema que hacía rato perdió el hilo. Aunque sus amigos le hacían preguntas intentando que se uniera al tema su concentración estaba al mínimo. Sus palmas sudaban, su corazón latía rápido y podía sentir un nudo en la boca de su estómago. Estaba impasible, pero debía seguir el plan que había formulado ayer.

- Ya está por sonar la campana y ni luces de Po. – Comentó Mantis de la nada ganándose el interés de su amiga. – No creo que aún se sienta mal.

- ¿Se sentía mal? – Cuestiono Grulla.

Víbora le había prometido no decirle a nadie de su visita del sábado, ni siquiera a su novio.

- Si, con Mono lo llevamos a comer y apenas pudo con media docena de dumpling ¿Pueden creerlo?

- Vaya, ¿Y qué le paso? – Fingió sorpresa Víbora.

- Ni idea. – Respondió Mono sin quitar la vista de Tigresa. – Esperaba que ya lo hubiera solucionado.

- Se le debió hacer tarde. – Replico Tigresa encogiéndose de hombros. – Llega tarde casi todos los lunes. No sé de qué se sorprenden.

Mono seguía mirándola de forma acusadora, aunque ella lo ignoraba.

- ¡Llegue! – Anuncio triunfal Po dado un paso dentro de la escuela. - ¡Chicos! – Saludo a sus amigos a la distancia.

Las miradas del recién llegado y de Tigresa se cruzaron. Sintieron el calor llegar al rostro. Po rápidamente aparto la mirada, nervioso. Tigresa por su parte intento disimular y no reaccionar.

- ¿De qué hablan? – Pregunto Po intentando comportarse normal.

Sus amigos se miraron entre sí con nada de disimulados y Víbora le dio un pequeño empujón a Mantis para que el hablara.

- Que... - Comenzó sin saber que inventar. – Deberíamos ir a la playa este año, después de todo ya queda poco para graduarnos y tomemos caminos distintos. ¿Cierto, chicos? – Termino con una sonrisa.

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⏰ Última actualización: Apr 08 ⏰

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