Torneo.

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Tigresa jugaba nerviosamente con su lapicera, intentaba leer para distraerse, pero por más que lo hacia su mente volvía a divagar cada tres palabras. Intento ponerle atención al profesor Buey mientras hablaba algo sobre la dinastía Shang, pero era como si su voz no llegara de forma limpia a sus oídos.

Se sentía frustrada. Dejo caer el lápiz juntó a un suspiro ruidoso. Necesitaba calmarse. Había practicado mucho, su técnica era prácticamente perfecta. Tenía que relajarse, todo iría bien. Si estuviera mal Shifu no dejaría que se presentara siquiera.

- ¿Todo bien? – Pregunto Po dejando de jugar con su goma de borrar por un momento.

- Perfectamente. – Respondió volviendo a tomar el lápiz para fingir que estaba tomando apuntes.

Po no era el chico más listo de la escuela, ni por asomo, pero no era difícil de adivinar que el torneo que tendría al día siguiente la tenía tan nerviosa. La parte difícil seria sacar el tema sin ganarse una mirada de odio.

Se armó de valor para decirle algo cuando sintió una bola de papel impactar en la parte de atrás de su cabeza. Miro molesto hacia atrás y vio que Mono y Mantis le hacían señas para que leyera el papel.

"¿Estás loco?" Rezaba la hoja.

- ¿A qué se refieren? – Les pregunto solo con un movimiento de labios.

Otra bola atravesó el salón, pero esta vez el tiro no fue tan preciso y le dio a Tigresa, quien se dio vuelta lentamente a verlos. Tanto Mono como Mantis pusieron una expresión de terror y se abrazaron mutuamente.

- ¿Todo bien allá atrás? – Pregunto el profesor mirando a Mono y Mantis casi llorar al fondo.

- Si... - Respondió Mono intentando ignorar las señas de que estaba muerto. – Es solo que nos dio lastima en lo mal que vivía la gente es esa dinastía.

- Oh, no pensé que les llegaría tan profundamente mi relato. – Asintió encantado por las palabras de sus alumnos. – Pues creo que se los dejare como tema para el próximo trabajo que tendrán que entregar.

- Genial. – Exclamo Mantis instándose calmar, justo en ese momento sonó la campana. Era su fin. - ¿Nos podemos quedar unos minutos para hacerles unas preguntas? – Era su única salida para sobrevivir.

- Lo siento, hoy no puedo, pero mañana estaré encantados de verlos en mi oficina. – Afirmo guardando sus cosas. – Nos vemos, alumnos.

Apenas el profesor puso un pie fuera del salón Tigresa prácticamente salto hacia sus víctimas. Por suerte Po y Víbora fueron lo suficientemente rápidos para atraparla.

- Tranquila, estaban hablando conmigo. – La intentó calmar Po luchando contra la fuerza de la chica, que, a pesar de usar todo su peso, ella igual lograba moverse. – Sí que eres fuerte.

- Les doy cinco segundos. – Amenazó la pelirroja ignorando a los demás. – Uno... - Comenzó al notar que no se movían. – Dos...

Mono y Mantis salieron corriendo en un parpadeo del salón.

- Ya pueden soltarme. – Pidió Tigresa ya más calmada.

Ambos la soltaron lentamente por si las dudas.

Esta simplemente le dio un golpe fuerte en el brazo a Po en forma de advertencia, se agacho y le paso el papel. Después de eso simplemente salió del salón a paso lento.

- Cuando está nerviosa es como una caja de pandora. – Soltó Víbora con un suspiro. – De verdad necesita una forma de soltar todo ese estrés además atormentar a Mono y Mantis.

- Sé que a veces se lo merecen, pero un día les provocara un ataque cardiaco y se le acabara la diversión. – La secundo Grulla. – Por cierto ¿Que paso?

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