El amor... Duele.

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- ¿Que? – Fue lo único que salió de la boca de Mono. – No digas ese tipo de bromas, amigo.

Aunque intentaba fingir que no lo creía, que no le afectaba se podía notar el pánico y desesperación en sus azules ojos.

Tigresa simplemente le acerco el celular mostrándole el pequeño video que tomo el día anterior.

- Esto puede ser viejo, esto puede... - Intento justificar, pero su voz se quebró. No era idiota, ni sus amigos crueles a diferencia de su hermano.

- Vamos por un poco de leche de banana y unas galletas de canela. – Lo tomo Mantis del brazo para sacarlo de allí.

- Prefiero unas de chocolate en este momento. – Soltó el chico yéndose junto a su amigo como soldado herido.

- Sabia que esa chica no tenía nada de bueno. – Negó con la cabeza Víbora cuando sus amigos ya se habían perdido de la vista. – Pero su a vuelvo a ver juro que... - Comenzó a hacer amenazas de golpes con las manos.

- Pobre, ve veía muy feliz. – Comentó triste Grulla negando con la cabeza.

- Por eso mejor alejarse del amor y sus problemas. – Replico Tigresa cruzándose de brazos. – Todo son flores y chocolates; y cuando menos te lo esperas te rompen en mil pedazos. Además, afectan de manera negativa al kung fu.

- ¿Y tú desde cuando sabes tanto sobre el amor? – Cuestiono Víbora.

- La verdad conozco muchas historias de maestros de Kung Fu que se enamoraron y lograron cosas bárbaras. – Indico Po con voz elocuente. – La maestra Shu y el maestro Feng que cuentas que derrotaron a todo un ejército para rescatar al padre de la maestra y que bendijera la unión. También está la historia del maestro Gong que venció al rey de los ladrones solo para recuperar un hermoso anillo para pedirle matrimonio a su novia la maestra Ting.

- Son solo historias viejas, muchas de ellas enriquecidas con mitos y mentiras para hacerlas más interesantes. – Replico Tigresa. – Sera mejor volver a clases. Pronto sonará la campana y el profesor Junjie se molestará si llegamos tarde.

- Tal vez sean viejas, pero por algo hay tantas que explican que el amor es más una llama que aviva el kung fu que una que lo quema. - Insistió lanzando un par de golpes al aire lleno de energía.

- Solo desconcentran a los maestros. Poco después de casarse se sabe pocos de sus hazañas, sobre todo de las maestras. – lo contradijo.

- No es excluyente, por ejemplo: después de casarse la maestra Ting siguió defendiendo su pueblo de ladrones, incluso derroto a un señor de la guerra extranjero que intento robar el arroz de una provincia vecina. Hay incluso un cuadro de su victoria en el museo. – Indico extasiado de poder hablar sobre antiguos maestros. – Otra historia que me encanta es la de...

Po se detuvo al chocar con un alumno de ultimo año. Aunque se disculpó el chico mayor estaba demasiado concentrado leyendo un gigantesco libro como para responderle e incluso para haber sentido el golpe.

- Ya comenzó la época del Gaokao. – Comento Grulla negando con la cabeza, preocupado. Cada día estaba más cerca de ser el turno de ellos.

- Míralos apresen almas en pena. – Siguió Víbora mirando hacia el patio sintiendo en leve escalofrío.

Po no lo había notado, pero todos los chicos de ultimo año estaban estudiando, ya sea solos en grupos. Algunos se veían tan pálidos que aprecian fantasmas.

- Tiempo perdió. – Replico Tigresa. – Ya solo les queda unos meses, no subirán mucho su nota, aunque ahora estudien 20 horas al día.

- Asumo que tú ya has estado estudiando. – Replico Víbora.

High School PeaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora