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7 de septiembre del 2010.

Tom miraba con sus ojos entrecerrados hacia su hermano, quien desde hace unos días, exactamente en su cumpleaños había comenzado a actuar un poco extraño.

Se encontraban en el avión, el cual ya estaba en movimiento, lo más seguro es que dentro de unas 20 horas ya habrán llegado a su destino.

─¿Que es lo que ocultas?─ pregunto el mayor con seriedad.

─¿De que hablas? No oculto nada, ya duérmete. ─Hablo el pelinegro, evitando mirarlo a lo ojos.

─Mientes.

─No lo hago, estás alucinando.─ el de trenzas elevó sus cejas, mientras se recostaba en su asiento y planeaba en su cabeza el cómo tomar el bolso que su hermano tanto protegía.

No le dió tanto importancia y se acomodo en su asiento, busco con la mirada a sus otros dos compañeros, quienes ya estaban en un sueño profundo, sonrió al saber que ellos siempre eran los primeros en caer.

Cerró sus ojos, y ese sentimiento de felicidad en su pecho se hacia cada vez más grande, el saber que estaba a tan solo horas de volver a verla, de volver a besarla, abrazarla, de volver hacerla totalmente suya.

(...)

La joven sonreia frente al espejo, mientras escuchaba a su hermana, quien parecía estar más entusiasmada por la llegada del alemán que ella misma.

Retoco un poco su rostro, dándole un poco de color a sus mejillas, y un poco de sombra en sus ojos, para terminar el proceso con un brillo labial de un bajo tono rosado.

─Estas muy linda...─ la voz de Sofy la saco de sus pensamientos.

─Gracias... ─ Sonrió y a los pocos segundos se escucho como golpeaban fuertemente la puerta principal.

Ambos se miraron confundidas, sus padres siempre usaban la llave para poder entrar, y ese no era el modo en el que ellos tocaban a la puerta. La mayor se levantó de su lugar, mientras le daba una última mirada a su hermana.

─Quedate aquí, ya vuelvo. ─Hablo, para después bajar lentamente por las escaleras, camino a paso rápido hacia la puerta y fue en ese momento que los toques dejaron de sonar.

Abrió la puerta y no habia nadie, giro los ojos pensando que seguramente era alguno de los hijos de sus vecinos, bajo su mirada, encontrando un sobre amarillo, era plano y largo, dando a entender que contenía algún tipo de papel.

La joven bufo y tomo el sobre con el pensamiento de que podría ser para sus padre, comunicando algo sobre el viaje a Roma, pero esa idea cambio cuando observo su nombre escrito en color rojo.

Y no sabía por qué, pero sus manos comenzaron a temblar de forma inesperada, en su pecho algo comenzaba a punzar, cerro sus ojos, tratando de ignorar el sentimiento.

Abrió con lentitud aquel sobre, tomando el papel blanco que por la letra en blanco, sobresalía de los demás, por qué si, eran muchos.

"Maddy Campbell.

─Realmente no estoy haciendo esto para ayudarte, es lo que menos quiero, y se que al momento que veas cada una de las fotos que están en el sobre sufrirás, sufrirás de la peor manera, de la manera en la que lo hice yo. No sabes cuánto te detesto, y disfrute demasiado en el momento que sus manos se posaron en mi cuerpo, cuando sus labios tocaban los míos, las veces en la que me hizo suya, y tu nunca sospechaste nada, realmente eres tonta ¿No? ¿En serio creiste que Tom te llegaría a amar? ¿O que al menos te sería fiel? Chica, si lo pensaste de esa manera, eres aún más idiota de lo que me imaginé.

Do You Wanna...? ; Tom Kaulitz. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora