Luego de un accidente en la empresa, el CEO Jeon Jungkook debe guardar reposo y mantenerse alejado de todas las presiones que implica su trabajo. Su madre le recomienda salir en citas para distraerse, sin embargo, él se niega a tener nuevamente una...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Como era su costumbre, Yeonu se levantó muy temprano para irse a trabajar, de ahí a la universidad y seguido a estudiar para sus exámenes finales pues el semestre estaba por terminar.
Se alistó y al terminar se vio en el espejo con una expresión seria, desde la muerte de su padre su vida dejó de ser alegre, se encontraba tan ocupada que casi olvidó como divertirse. Despejó todo pensamiento negativo de su cabeza y salió de su habitación para marcharse.
Al pasar por la sala de estar se percató que en un de los sillones se encontraba su madre tirada dormida mientras sostenía una botella de soju en una de sus manos. Yeonu no pensaba en tener una discusión esa mañana por lo que no quiso despertarla e intentó seguir de largo su camino, no obstante, el sueño de su progenitora era muy ligero tanto que despertó con molestia.
—¡Maldita sea Yeonu! ¿No puedes dejarme dormir? —se quejó mientras se levantaba del sofá y le daba otro trago a la botella.
—Lo siento, intenté no hacer ruido —se disculpó a pesar de que sabía que no hizo el más mínimo sonido.
—¿A dónde carajos vas? —preguntó al verla arreglada y con su mochila.
—Me voy al trabajo y después a la universidad.
—¡Qué desperdicio de tiempo! ¡Deberías conseguirte un hombre rico que nos mantenga a ambas! ¿Qué no quieres casarte?
—Sí quiero pero no por interés.
—¡Eres una pequeña tontita! Sal y busca un viejo que tenga mucho dinero y un pie en la tumba, eso arreglaría todos nuestros problemas.
—No teníamos problemas, mamá. Si tu no hubieras decidido convertirte en alcohólica desde que papá murió, no tendríamos ningún problema.
—¿Qué estás insinuando, pequeña bastarda?
—Olvídalo, no tiene caso hablar contigo —Yeonu cortó el tema. —No me esperes despierta, voy a quedarme en la cafetería cerca del campus para estudiar.
—Antes de que te vayas... —hizo una pausa. —Necesito algo de dinero, ya se me terminó lo que me diste.
—Lo gastaste en alcohol, ¿no es así? —su madre se quedó callada. —Pues lo siento, no puedo darte más, llegó el recibo de la luz y tengo que comprar la despensa así que tendrás que esperar hasta el siguiente mes.
—¡Niña malagradecida! ¡Yo te di la vida! —Yeonu no respondió y solo se dispuso a salir mientras escuchaba como su propia madre la maldecía. —¡Lárgate y ojalá no vuelvas!
Durante el día Yeonu no hizo más que trabajar en el restaurante de desayunos por la mañana, fue un día muy ajetreado y para cuando terminó se sentía un tanto cansada.
Luego se dirigió a las pesadas clases que tenía en su horario, tenía que poner su máximo esfuerzo pues el próximo semestre se graduaría de la universidad y necesitaría hacer su examen de docente para convertirse en profesora como tanto lo había deseado.
