Tres meses

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Narra Becky.

Ya han pasado tres meses, no puedo creer que, para mí, hayan pasado mil años, no he visto a Freen, he ido a la empresa sólo para ver a Heidi, pero lo hago cuando Freen no está ¿Por qué? No quiero llorar de nuevo, si la veo mi corazón se partiría en un millón de pedazos.

Y aquí estoy, parada enfrente de aquel gran edificio que contiene muchísimas ventanas de cristal, parada enfrente de la entrada leyendo las grandes letras doradas que dicen Freen's Empires, vuelvo a suspirar y cierro fuertemente los ojos. Aquí voy.

He visto todas las revistas donde sale con Faye, esa zorra, la que arruinó mi felicidad. Se ven felices, o al menos es lo que aparentan, todas las revistas hablan sobre su aproximada boda, un asco.

-Hola Maxwell.-Saludo al guardia de seguridad del edificio, una de las personas más amables de aquí.

-Señorita...-Me saluda con la mano para luego dejarme pasar, ya sabe a lo que vengo.

Sigo mi camino hasta el escritorio de Heidi, miro en dirección al que solía ser mi escritorio y miro a Billy, gracias a Dios fue él quien ocupó mi lugar, necesitaba el trabajo.

-Es muy trabajador a mi parecer.-Doy un brinco al escuchar a Heidi detrás de mí.

-Amor...¿Quieres qué me dé un infarto?-Miro sonriente a Heidi para luego plantar un beso en sus labios.

Heidi me toma de la cintura y me da un beso en la frente.

-Claro que no mi vida. ¿Qué haces aquí?

-Quería ver si salíamos juntos a comprar algo de desayunar ¿Quieres?-Pongo mis brazos sobre sus hombros.

-Me encantaría, solo le pediría permiso a la señorita Sarocha.

Abro los ojos como platos y trago mucha saliva, ella está aquí. Se supone que en hora de almuerzo ella se va.

Quería salir corriendo de ahí, no me lo quería encontrar para nada.

-La señorita Sarocha...¿Está aquí?-Pregunto muy nerviosa.

-Si, estos días hemos tenido mucho trabajo y la señorita Sarocha no sale a almorzar.

-Bueno, te espero afuera mientras le pides permiso ¿Si?

-Me parece perfecto.

Me doy media vuelta para salir de ahí, pero la mano de Heidi me lo impide.

-¿Qué pasa?-Miro a Heidi con una sonrisa.

-Se te olvidó darme un beso.-Me sonríe.

Niego con la cabeza y me acerco a ella hasta quedar a unos centímetros de su cara, Heidi me toma rápidamente de la cintura mientras yo pongo mis manos sobre sus hombros y le doy un beso en los labios, Heidi pide acceso con su lengua y yo se lo permito.

-No quisiera que tuvieran sexo aquí.

Mierda.

Rápidamente me separo de Heidi y miro a aquella mujer, la misma mujer que tiene mi corazón en sus manos. Freen Sarocha.

-Lo siento señorita.-Digo en un susurro.

-No se preocupe señorita Sarocha, nosotras sabemos dónde hacerlo.-Dice Heidi.

Rápidamente la volteo a ver y le doy un codazo. Regreso mi mirada hacia Freen, tiene los puños cerrados y el ceño fruncido. Está enojada.

-No necesitaba tanta información.-Freen mira a Heidi para luego mirarme a mí de pies a cabeza, lo cual me hace sentir incómoda.

-Lo siento señorita.

-No hay problema.-Dice Freen entre dientes.

Y de repente hay un momento de silencio demasiado incómodo, Freen sólo me mira sin decir nada, algo aún más incómodo.

Y en ese momento decido hablar.

-Hum, señorita, quería pedirle permiso para que Heidi saliera a almorzar conmigo.-En ese momento estaba más que nerviosa.

Freen pasa su lengua por sus labios y asiente con la cabeza.-Está bien, sólo necesito que ponga los papeles de su escritorio en mi oficina.

-En un momento señorita.-Heidi va a su escritorio y recoge unos papeles para perderse en el pasillo.

Yo sin más, me doy media vuelta para salir de ahí, no la quiero ver. No ahora.

Sin embargo, su brazo me detiene para que no pueda ir a ningún lado.

Narra Freen.

La extrañaba, extrañaba verla, es tan jodidamente hermosa, todo de ella es perfecto.

Pero no la vi de la mejor manera, la vi besándose con alguien que no era yo.

Y gracias a Heidi sé que han tenido sexo, y ahora no era yo la que estaba en la cama de Becky.

Estoy que muero de rabia, otra mujer la hace suya.

-¿Ocupa algo?-Me mira con aquellos hermosos ojos.

-¿Te gusta?-Le pregunto sin más.

-¿A qué te refieres?-Me mira nerviosa.

-Tener sexo con ella, dime, ¿Te gusta?-La tomo de la cintura para acercarla a mí. Extrañaba tenerla entre mis brazos, con nuestras respiraciones chocando.

-Freen...-Me mira a los ojos, está nerviosa y muy dolida conmigo, quiere llorar.

-Sólo dime si te gusta...si con ella sientes lo mismo que sentías cuando yo te hacía mía.-Yo en este momento puedo asegurar que tenía los ojos rojos, quisiera estar con ella, pero no puedo. Es lo que más duele.

-No hagas esto más difícil de los que ya es Freen.-Me mira a los ojos una vez más.

-S-sólo respóndeme por favor.-Le ruego con la mirada.

Becky da un suspiro y cierra los ojos.-Si, me gusta.

Cierro los ojos y la abrazo, ella no responde a mi abrazo. Aquellas tres palabras me destrozaban, pero sabía que eran mentira.

-No mientas nena.-La abrazo más fuerte y puedo escuchar un sollozo de su parte.

-Creo que es lo que mejor se me da.-Da una pequeña risita.

-¿Ya lo hiciste con ella en las escaleras?-Recuerdo que era una de sus fantasías sexuales, y yo quería cumplir esa fantasía.

-Si.-Da un suspiro.

Cierro los ojos fuertemente y la abrazo más a mí. No fui yo la primero, fue otra mujer

-Ya veo...

Becky se separa de mí y me mira a los ojos, todavía los tenía algo rojos.

-¿Te puedo decir una mentira?

La miro confundida y asiento.

-Ya no te amo.

Cierro los ojos y sonrío, todavía me ama. Es lo mejor que he escuchado desde hace tres meses.

-¿Ahora, Té puedo decir una verdad?

Vuelvo a asentir.

-Me voy a casar.-Levantó su mano y me enseñó aquél lindo anillo en su dedo.

Y ahí mi mundo se derrumbó por completo, esto no podía ser verdad. Se casará y ya no podré hacer más.

La perdí. Y para toda la vida.

La amante de  Freen SarochaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora