Te diré un secreto

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Narra Freen.

Tenía horas pasando mis manos por todo mi cabello sentada en mi escritorio mirando a la nada, esto era más difícil de lo que creí que podría serlo.

No dejo de pensar en ella maldita sea, es tan difícil no recordarla. Cada cosa me recuerda a ella, sólo a ella.

¿Qué demonios me pasa con ella? ¿Qué es este maldito sentimiento? Simplemente puedo decir que no lo sé.

Cerré los ojos y suspiré fuertemente. Salí de mi despacho para dirigirme a el estacionamiento e irme a casa, no tenía ganas de festejar.

Llegué a casa y me tiré al sofá que adornaba mi sala.

-Feliz cumpleaños cariño.-Sonó aquella pequeña voz de una de las mejores personas.

Abrí los ojos para poder mirarla y darle una sonrisa de cariño.-Ni tan feliz Nana, creo que es uno de los peores.-Hice una mueca de desagrado.

Mi Nana frunció el ceño y se sentó a lado de mí, dándome palmaditas en el pecho.-¿Quieres contármelo?

Suspiré y asentí lentamente.-Hoy la vi Nana.

Mi Nana sabía de quien hablaba, siempre le contaba de ella.-Ya veo, y....¿Qué pasó? ¿Hablaron?-Dio un pequeño suspiro.

-Si...,estaba en la empresa con...con su novia, bueno, aunque ya no es su novia.-Reí sin gracia.

Mi Nana abrió los ojos de sorpresa.-Eso es bueno ¿No?

-No, es jodidamente malo. Es su prometida ahora Nana. La perdí para siempre Nana.-Me senté a lado de ella y me miro directamente a los ojos.

No dijo ni una sola palabra, solamente me abrazó, cerré los ojos fuertemente dejando caer unas cuantas lágrimas.

-Ya mi niña, algún día iba a pasar.-Puso sus cálidas manos sobre mis mejillas.

-Lo sé, y en realidad yo quería que fuera feliz, pero no puedo, no la imagino con alguien más.

-Pero si tú decidiste alejarte de ella, cariño.

-Pero lo hago por su bien Nana, no quiero que le pase nada. Ese maldito hombre es capaz de todo.-Cerré los ojos con frustración.

-Lo sé, sólo la quieres proteger.-Asentí.

-La quiero, quiero que esté bien, quisiera.... quisiera estar a su lado.

-Cariño, te diré un secreto.-Me sonrió y yo la miré algo confundido, pero de todos modos asentí.

-Al final uno siempre se queda con aquella persona que le dio sentido a los días nublados.-La miré confundida a lo que ella río un poco y me dio un beso en la frente.

-Pero...

Me interrumpió.-Nada de peros, tú sólo deja que el destino acomode las cosas.

-Lo nuestro ya no va a poder ser Nana, se va a casar, yo también lo haré. ¿Cómo la voy a recuperar?-Dije un poco desesperado.

-Deja que el tiempo haga su magia cariño, ya verás. Ahora, nada de tristezas, vamos a que comas un poco del pastel que te preparé.-Dijo mientras sonreía de oreja a oreja.

Suspiré y cerré los ojos. Yo ya me había rendido, y sabía que ya no la podría recuperar. Tenía que seguir mi vida, pero no podía, no podía dejar de pensar en ella.

-¿Qué haría sin ti Nana?-Le sonreí tristemente.

-De seguro estarías tomando whisky o algún tipo de vino, como acostumbras. Pero créeme, sé lo que te digo.

-Sólo vamos a comer ese rico pastel.-Le di una sonrisa de lado, quería evitar el tema, porque era más que seguro que ya estaba perdida.

-Por supuesto cariño, vamos.

Y sin más nos dirigimos a la cocina, yo sin ningún entusiasmo, y mi Nana, con mucha alegría.

***

Narra Becky.

-¿En qué piensas cariño?-Me miro aquella mujer que ahora era mi prometida.

En tu jefa, Freen Sarocha

Le di una sonrisa de medio lado y negué con la cabeza.-En realidad, en nada.-Tomé con el tenedor un poco más de aquel Spaghetti que tenía enfrente de mí.

-Necesitamos ver los preparativos de la boda.-Me sonrió.

Tosi un poco para luego mirarla.-Todavía falta ¿Qué no?-Reí nerviosa.

No quería saber nada de la boda en realidad, no estaba lista para casarme.

-Una boda se realiza con tiempo, amor. ¡Sería un desastre si no la planeamos desde hoy!-Tomó mi mano para acariciarla con su pulgar.

Gracias a ese acto, recordé el día que Freen y yo nos tomamos de la mano por primera vez, era...diferente.

Pero maldita sea, no tenía que pensar en ella, sino en el futuro que tengo con Heidi, algo que ya está decidido.

Di un gran suspiro y miré a Heidi con una pequeña sonrisa.-Tienes razón, necesitamos planear la boda ya.

Asintió muy emocionada y luego tomar mi mano y besarla.-Así se habla.-Me sonrió.

¿Desde cuándo me volví tan mentirosa? Digo, me odio. Tengo a una mujer completamente enamorada de mí, y yo, yo lo único que hago es pensar en otra mujer y todos los días mentirle a mi ''prometida''. Heidi no se merece esto, no me merece, soy una basura. O bueno, yo no merezco a alguien tan bueno como ella.

-¿Quién lo diría no? La Señorita Sarocha y la señorita Faye se van a casar, y eso que su noviazgo se veía un poco...-La miré atentamente.

-¿Un poco?-Le pregunté.

-Un poco estropeado, digo, había algo.

La miré aún más confundida ¿A qué se refería?

-No te entiendo Heidi.

-Un engaño. Uno de las dos engañaba a la otra.

Casi me atraganto al escuchar aquellas palabras ¿Se dio cuenta? O por favor, no.

-¿Q-qué te hace pensar eso cariño?-Le pregunté.

-La señorita Sarocha salía mucho hace un par de días, y a ti te daba muchos días libres, creo que traía algo entre manos.-Dijo aún más seria, lo cual me ponía nerviosa.

-¿Y desde ahí sospechaste algo?-Fruncí el ceño.

-Si. En realidad, hubo un tiempo que pensé que tú eras su amante.-Río un poco apenada.

Yo abrí completamente los ojos ¿Qué demonios? ¿Ahora qué le decía?

-P-pero....

-Lo sé, además de que no me engañarías, sé que eres una mujer única y que, no caerías tan bajo.-Me sonrió.

Uff, pues caí más que bajo, porque, me enamoré de ella; siendo su amante.

Quisiera decirle todo a Heidi, decirle que no soy lo que piensa, que no soy la mujer perfecta y qué, caí. Caí en el amor prohibido. Y que sí, la he engañado, y lo sigo haciendo, pensando en otra mujer que no es ella.

Me siento una mierda de persona, lo siento Heidi, tu prometida cayó muy bajo, tu prometida no es ninguna santa, tu prometida está enamorada, de alguien que no eres tú.

La amante de  Freen SarochaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora