[ 009 ]

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El pelirosa caminaba felizmente hacia el departamento del Omega, en busca de su perdón.

Al llegar, tocó la puerta, pero para su buena o mala suerte, no recibió respuesta, este gesto lo repetido tres veces, y en ninguna, tuvo éxito.

Entremos.

Peligro.

Ya.

Al oír a su Alfa, comenzó a golpear la puerta con su hombro, y al poner demasiada fuerza, logró derrumbarla.

—¿¡Felix!? —gritaba mientras los buscaba por todos lados hasta que llegó al baño.

Su corazón se rompió en mil pasados, sabía que él era el culpable de lo que Felix había echo, sus brazos estaban cortados y llenos de sangre.

Tu culpa.

Le reclama su Alfa.

—¡Felix! ¡No! —comenzó a moverlo, para ver si lograba alguna reacción y saber que seguía con vida. Y por suerte abrió un poco los ojos.

Estaba muy mareado, su vista estaba borrosa y no lograba escuchar con claridad, solo lograba escuchar "Felix" como a mil kilómetros de distancia. Sintió como lo tomaban en brazos como un bebé y eso es todo lo que recordaba.

Lee Felix.

Cuando desperté de una larga y cansada siesta, me di cuenta que estaba en el hospital, ¿cómo mierda llegue aquí? ¿Quien se había enterado? ¿Por qué no me dejan morir ya?. Visualice a una chica vestida de blanco, al parecer era enfermera y una Omega por su dulce olor a frambuesa.

—Felix —me llamo y levante la mirada para observarla—. ¿Tu sabías que estabas esperando un bebé?.

Mierda.

Mierda.

Y más mierda.

No.

No.

No.

—Déjeme solo por favor —hizo una referencia y salió como le había pedido.

Por supuesto que quería tener un bebé, pero no ahora, ahora todo en mi vida estaba tan mal, no tenía cómo mantener a ese niño o niña, apenas y podía comer yo. Además mi Alfa no me ama, iba necesitar de él y no estaría, ni siquiera sabía cómo iba reaccionar. Me iba doler bastante, pero... Voy a abortar. No iba contárselo a nadie.

Mi pequeño bebé —toque mi vientre locamente abultado—. Espero puedas comprender el porqué no puedo traerte a este mundo, no lo hago por qué no quiero que sufras, tampoco quiero que tengas un papá ausente y que te sientas solo y desprotegido, y yo solo no podré darte todo lo que necesitas o que te haga feliz, por que estoy muy mal, espero puedas volver más adelante cuando mis problemas se arreglen, tengas un lindo padre y sobre todo; que vallas a ser feliz, mi pequeño —para este punto yo ya era un mar de lágrimas—. Perdóname.

Minutos después alguien entró por la puerta.

—Felix... —era Hyunjin, basta lo que menos quiero es sufrir más, me voltee hacia el lado izquierdo, me tape el rostro con las sábanas ocultando mis lágrimas—. ¿Por qué no me habías dicho que esperamos un cachorro?

 AMANTES | Hyunlix  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora