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Dejó a Felix acostado en la cama, lo arropó de manera que no sintiera tanto su ausencia ( claramente la sintió ). Tomó su celular y al estar en "modo sueño" silencio todos las notificaciones, pero al ver estos, era una cantidad exagerada de comentarios y mensajes, claro, sobre qué había compartido con su público que tenía un hermoso hijo. Su reloj marcaba las ocho de la mañana y hablando de su bebé, tenía que llevarlo al Kinder.

Se dirigió al cuarto de su pequeño y cuando estuvo ahí, se sentó en la cama comenzando a acariciar sus cabellos.

—Mi amor—dejó un beso en su mejilla—. Buenos días, despierta—a los minutos Eunwoo comenzó a abrir sus ojos con dificultad.

—Papi...—bosteza—. ¿Qué haces aquí?—se sienta en la cama aún medio dormido.

—Tu mami—dijo refiriéndose a Felix ya que el pequeño lo llamaba así —se sentía mal, cielo, entonces yo amablemente... le ayude. ¿Cómo dormiste?

—Perfecto, hace tiempo no dormía tan bien.

—Bueno, ven, vamos a cambiarte para llevarte a clases bello—el niño asintió y comenzaron con la rutina de mañana.

Cuando el Alfa termino de alistar a su cachorro subieron al auto y se dirigieron a la institución donde estudiaba su hijo. Al llegar ambos bajaron. Hyunjin jadeó al sentirse algo afectado por los síntomas de su celo, que estaba a nada de comenzar a penas y lograría dejar a su pequeño en el Kinder.

—Mi amor, cuando salgas, vendrá a recogerte Minho y Jisung, te quedarás unos días con ellos ya que tenemos unas... cosas de adultos que arreglar. ¿Esta bien?

Digamos que Jisung le debía unos favores a Hyunjin al igual que Minho, a Han porque le ayudo con un regalo para su novio y al otro por acompañarlo a viaje de trabajo aburrido. Igualmente, ambos amaban cuidar al pequeño, ahora que serían padres, querían tener un poco de experiencia.

—¡Si!—frunció el ceño—. ¿Qué cosas van a hacer?

—Luego te explicaré cielo, cuando estés más grande. Ahora entra o se te hará tarde —besa su frente y coloca su mochila en su espalda.

—Adiós papi, te quiero.

—Yo te quiero más bello.

El pelinegro manejaba rápidamente de vuelta a la casa del Omega debido a las horribles punzadas en su entrepierna

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El pelinegro manejaba rápidamente de vuelta a la casa del Omega debido a las horribles punzadas en su entrepierna. Solo quería llegar y enterrarse de una buena vez en el interior de Felix, follarlo y anudarlo. Y si podía, volverlo a marcar como suyo.

( . . . )

Llego a la habitación y se encontró con Felix frotándose con una almohada, estaba en plena oleada de calor al igual que el Alfa; las pupilas de sus ojos estaban moradas debido a la excitación. Despojó su ropa rápidamente ante la atenta mirada del rubio que estaba lo deseando tanto.

Sin mucho rollo, se subió encima de él y comenzó a besar rudamente los labios contrarios, mierda y al Omega le encantaba, sus manos bajaron para poder tocar el abdomen marcado de Hyunjin quien disfrutaba de las caricias mientras besaba y daba leves mordiscos en la blanquecina piel del cuello contrario. Comenzó a lamer los pezones de Felix que rogaban por ser atendidos.

—H-Hyunjin...—gimió contra su oído.

—Dulzura... abre las piernas—el lindo Omega tan sumiso y necesitado como el Alfa, separa sus piernas dándole permiso al pelinegro de posarse entre ellas.

En respuesta el otro alinea su longitud a la entrada necesitada del rubio que ya estaba brotando grandes cantidades de su lubricante natural. Se introdujo lentamente sacándole jadeos a ambos.

—Omega, mhg~—su voz se oía ronca ante el placer de ser apretado por las paredes interiores del otro. Comenzó a moverse en un ritmo lento pero creando una sensación deliciosa.

—Oh... si, Hyunjin, Ah—gemía necesitadamente Felix. Con cada estocada sentía el mismísimo cielo, sentía espasmos recorriendo su cuerpo. Enrosco sus piernas al rededor de las caderas de Hyunjin, dándole aún más acceso a el.

—¿Se siente bien, Felix?—soltó un gruñido—. A mi encanta estás dentro de ti—la excitación del Alfa era bastante, pero lograba complacerse tan bien con el menor. Como siempre lo dijo la imagen más caliente que vería seria a Felix debajo de él gimiendo su nombre, con sus mejillas rojizas y de sus ojos cayendo lágrimas de placer.

—¡Oh Hyunjin! Me jodes tan bien...—¿Desde cuando decía esas cosas? Quien sabe.

Gimió fuerte al ser anudado y marcado nuevamente en el mismo lugar donde tenía su marca que casi no se notaba. El alfa lamía la herida buscando sanarla.

Era el inicio de un nuevo fuerte lazo entre ellos...

 AMANTES | Hyunlix  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora