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Ambientado después de HTTYD 3

La noche había llegado y en la casa Haddock todos estaban preparándose para irse a dormir, Hiccup y Astrid habían tenido un día pesado por lo que ir a la cama a descansar era en ese momento su único propósito

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La noche había llegado y en la casa Haddock todos estaban preparándose para irse a dormir, Hiccup y Astrid habían tenido un día pesado por lo que ir a la cama a descansar era en ese momento su único propósito.

El problema es que tenía dos hijos los cuales no tenían muchas ganas de irse a dormir.

—¡Papi!— exclamó Nuffink corriendo hacía el castaño que no dudo en tomarlo en sus brazos —cuentanos una historia.

—Su padre necesita descansar, niños— respondió Astrid ingresando a la habitación con dos mantas más para colocarlas sobre la cama de los niños.

El invierno había llegado y era cada vez más frío, Astrid siendo la madre protectora que era siempre se aseguraba de que sus bebés estuvieran bien protegidos del frío.

—Por favor, ¿Si?— suplicó Zeypher desde su cama haciendo puchero.

Hiccup realmente intentó resistirse pero no podía hacerlo, los ojos de su hija eran iguales a los de su madre, y jamás podría negarle algo a sus mujeres favoritas, así que finalmente soltó un suspiro y asintió.

—¡Si!— festejaron ambos niños con alegría haciendo sonreír a sus padres.

—Ve a la cama— ordenó el jefe mirando a su esposa —descansa, yo iré pronto.

—¿Seguro?

—Si cariño, no te preocupes— le sonrió bajando a Nuffink al suelo, el niño corrió hacia la cama de su hermana y se subió en ella.

Astrid notó el cansancio en la voz y en la sonrisa de su esposo pero también sabía que él no se iría a dormir sin contarles una historia a sus hijos, así que finalmente asintió sonriéndole con dulzura.

—Buenas noches mis niños preciosos— la rubia dejó un beso en la frente de sus hijos y luego camino hacía su esposo dejando un beso en su mejilla.

Aquel beso hizo suspirar al castaño, su olor a vainilla y canela le traía tanta paz que con solo sentir su perfume y el dulce roce de sus labios en su rostro, su cuerpo entero se relajó.

—No tardes, necesitas descansar— con una última sonrisa la mujer salió de la habitación cerrando la puerta detrás de ella.

—Bien....— el castaño acercó un banco cerca de la cama de Zeypher —lo que voy a contarles no es una historia, es más una anécdota.

—¿Una anécdota?

—¿Qué es eso?— preguntó el pequeño rubio confundido.

—Es un relato, hijo.

—¿Y que anécdota es?— preguntó curiosa la pequeña castaña.

—Una en dónde tuve que tomar una importante decisión.

Los ojos de los pequeños niños se iluminaron y Hipo no pudo evitar verse a él y a Astrid reflejado en sus ojos, era increíble como esos dos niños eran la mezcla perfecta entre su esposa y él.

—Todo comenzó cuando.....

Astrid estaba hojeando el cuaderno de dibujos de su esposo mientras permanecía acostada en su cama, la puerta del cuarto se abrió dejando ver a su pobre marido.

—¿Ya se durmieron?— preguntó la rubia dejando el cuaderno en la mesita al lado de su cama.

—Oh si, la historia que les conté les gustó bastante— Hiccup se quitó la prótesis y se deslizó en la cama.

Astrid se acomodo cubriéndose mejor con las mantas, el castaño imitó su acción y la atrajo a sus brazos para protegerla del frío con su calor corporal.

—¿Qué historia les contaste está vez?— murmuró ella divertida.

—Mhm, tal vez....la historia de como Viggo te secuestro.

—No bromees, ¡Hiccup!— se quejó la rubia golpeando suavemente a su marido en el hombro —se supone que no debes contarles historias dónde yo sea la protagonista y muchos una en donde estuve a punto de morir— rodó los ojos la jefa.

—Oh por favor, en la mayoría de mis historias tu eres la protagonista y lo sabes— sonrió el castaño acariciando el cabello rubio de su Astrid —a ellos les encantó, aunque Zeypher hizo muecas de asco cuando les conté que nos besamos.

Astrid soltó una pequeña risa aferrándose al torso de su marido, un suspiro relajante salió de su boca, el cansancio por fin se apoderaba de ella.

—Me gustaría seguir hablando contigo Hiccup pero el sueño me está ganando.

Hiccup soltó una risita, depósito un beso en la cabeza de su mujer —Muy bien, descansa mi amor, yo te cuido.

Hiccup soltó una risita, depósito un beso en la cabeza de su mujer —Muy bien, descansa mi amor, yo te cuido

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RAMÉ - Hiccstrid Ones ShortsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora