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Ambientado en un Universo dónde los dragones no se fueron.

El invierno en el Nuevo Berk se estaba haciendo cada vez más presente, a diferencia del viejo Berk dónde todo el año era invierno, aquí podían disfrutar de unos buenos meses cálidos, además les daba tiempo de prepararse para la llegada del invierno

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El invierno en el Nuevo Berk se estaba haciendo cada vez más presente, a diferencia del viejo Berk dónde todo el año era invierno, aquí podían disfrutar de unos buenos meses cálidos, además les daba tiempo de prepararse para la llegada del invierno.

Pero con el invierno llegaban los dolores fantasmas, el sentir dolor sobre una parte en la que ya no deberías sentir nada, por qué no está ahí, cada vikingo al que le faltaba una extremidad de su cuerpo sufría por esto y entre ellos estaba su jefe Hipo Haddock.

El castaño ya podía sentir pequeños pinchazos en su prótesis, pero a pesar de eso, terminó sus trabajos de jefe y luego, con ayuda de Chimuelo, llegó a su casa sin necesidad de caminar, el dragón podía sentir a su jinete sollozar

—Gracias, amigo— murmuró el jefe dejando una caricia en su dragón para luego abrir la puerta de su casa.

Astrid levantó la vista de los papeles que tenía en la mesa y sonrió cuando vio ingresar a su esposo y dragón, Tormenta grazno emocionada y se acercó a Chimuelo para saludarlo.

—Buenas noches, M'lady— la saludó Hiccup acercándose a ella para dejar un beso en su frente, Astrid notó la forma en la que cojeaba.

—Buenas noches, cariño, ¿Quieres que te sirva algo de comer?— preguntó viendo como intentaba subir las escaleras, pero cojeaba más de lo normal—oh no, ¿Volvió el dolor?

—Lamentablemente sí.

La rubia notó como las lágrimas empezaban a caer del rostro de su esposo, se levantó de su asiento y se acercó a él con rapidez para ayudarlo a subir las escaleras. Llegaron a la habitación y lo ayudo a acomodarse en el colchón, el castaño soltó un sollozo y rodó sobre su lado derecho sujetando su pierna con la prótesis.

Astrid se sentó en la cama, a su lado, y se inclinó sobre él.

—Descuida amor, estoy aquí— dejó besos por todo su rostro, aunque al principio eso hizo sonreír a Hiccup, una mueca de dolor se formó en su rostro de nuevo.

Podía sentir como si la parte de su pierna que le faltaba todavía estuviera ahí, y dolía muchísimo, sollozo desesperado mientras sentía el dolor aumentar, era como si toda la parte faltante de su pierna estuviera ahí y fuera acuchillado.

Astrid observaba con tristeza a Hiccup mientras dejaba caricias en su cabello, ella sabía que eso no disminuía el dolor, pero Hipo realmente apreciaba sus caricias, por qué de esa forma él sabía que no estaba solo en esto.

Pronto, el dolor aumento e Hipo soltó un gemido mordiendo la almohada cuando un golpe fuerte de dolor atacó la parte que ya no estaba.

—Hiccup...

—Duele— murmuro llorando —. Q-que pa-pare, por favor.

—Oh cariño...— murmuró con pena.

—Me duele As, haz que pare, por favor— imploró llorando sin parar, el dolor seguía, pero la mano cálida y suave de su esposa acariciando su rostro lo calmaba un poco.

La rubia dejó que su esposo la abrazará, Hiccup se aferraba a ella con fuerza y aunque realmente intentaba no lastimarla, Astrid hacía algunas muecas de dolor ante el agarre del castaño.

Pasaron varios minutos en dónde estuvieron abrazados, Hiccup sollozando escondido en el pecho de su mujer y Astrid abrazándolo con fuerza y acariciando su cabello y espalda mientras le tarareaba una canción para calmarlo.

El dolor finalmente cesó e Hiccup aflojó su agarre en el cuerpo de Astrid, pero no se alejó de ella, se mantuvo abrazado a la rubia para recibir sus caricias.

—¿Estás bien, cariño?— preguntó con cautela.

—Lo estoy— respondió con voz ronca, había gritado, gritos que fueron amortiguados por la almohada y luego por el pecho de Astrid—lo siento.

—No te preocupes cariño— besó su cabeza —estoy aquí para lo que sea, ¿Recuerdas?

Alzó su rostro y dejó que los besos de Astrid relajarán sus músculos adoloridos, como siempre, la rubia era su consuelo.

—¿Quieres dormir?— preguntó, el muchacho asintió y la rubia se alejó de él.

—¿Dónde vas?— preguntó queriendo volver a abrazarla.

—Vamos a quitarte esta ropa jefe— le respondió risueña.

Con algo de dificultad debido al cansancio de su cuerpo, logro sentarse y con ayuda de Astrid quitó todo lo que le era incómodo para dormir. Solo se quedó con unos pantalones de tela y su blusa verde, también se quitó la prótesis. Astrid se quitó toda la ropa y se puso su camisón para luego volver a la cama.

—Ven aquí— ella abrió sus brazos una vez estuvo acostada y como un niño, Hiccup se refugió en ellos —. ¿Hace cuánto te duele?

—Desde esta mañana—murmuró.

—¡¿Qué?! ¡Hiccup!— exclamó molesta —¿por qué fuiste a trabajar entonces?

—Porque soy el jefe Astrid, no puedo dejar mis labores.

—Claro que puedes, me tienes a mí— le recordó molesta —soy la jefa también, yo puedo hacerme cargo.

—Son muchas cosas As, no quería molestarte— antes de que ella pudiera hablar nuevamente, Hiccup sujetó una de sus manos y la puso sobre su cabeza —mañana me regañas, ¿Podemos dormir?, tengo sueño.

Sin poder negarse a su petición, la chica empezó a acariciar su cabello castaño y pronto sintió como él se relajaba contra su cuerpo y su respiración se volvía lenta y pausada.

—Eres un terco Haddock, pero te amo de todas formas— murmuró sonriente y pronto ella también cayó dormida.

—Eres un terco Haddock, pero te amo de todas formas— murmuró sonriente y pronto ella también cayó dormida

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RAMÉ - Hiccstrid Ones ShortsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora