Estoico el Vasto estaba sentado frente a la chimenea mientras observaba como el fuego consumía los trozos de madera, en una mano sostenía un tarro de hidromiel y en su rostro no había más que una profunda tristeza.Una tragedia había ocurrido en Berk.
Una dulce voz se escuchó en la parte de arriba, Astrid Hofferson mecia a su hermanito en brazos mientras le tarareaba una canción y de vez en cuando su voz se entrecortaba sin poder evitarlo, el dolor que sentía en su corazón era difícil de explicar y lo que más deseaba era volver a sentir los brazos cálidos de sus padres, dándole apoyo, susurrándole que no se rinda.
Lamentablemente nada de eso podría suceder nuevamente y ahora ella estaba sola, sola y con un bebé de un año al cual tendría que cuidar.
Fuera de la casa Haddock, Hiccup bajó del lomo de Chimuelo y suspiró con pesadez antes de entrar a la casa con su dragón detrás, él Furia Nocturna subió directo a la planta alta sabiendo que Astrid estaba allí, Hiccup cerró la puerta de la casa y compartió miradas con su padre.
—¿Ella comió algo?— preguntó el castaño preocupado.
—Lo hizo, deberías ir con ella. Te necesita.
Hipo asintió y antes de ir hacía las escaleras miró a su papá.
—¿Tú... estás bien?
Estoico asintió con una sonrisa que no llegó a sus ojos, tanto él como todo Berk sufrían la perdida de Hans y Ingrid Hofferson. Hiccup le sonrió de lado y subió escaleras arriba, en su cuarto, se encontró con una tierna escena.
Astrid mecía a Axe en sus brazos, se veía cansada y triste pero no dejaba de ver con amor a su hermano, estaba en la cama de su novio recostada contra el respaldo de esta, a su lado Chimuelo los observaba con curiosidad.
—Buenas noches My lady— saludó él castaño cerrando la puerta de su habitación y adentrándose más al lugar.
—Hola Hiccup— le sonrió con pena. — Lamentó estar en tu cama pero estaba cansada y...
—Esta bien— la interrumpió sonriendo con dulzura. —Cómo está Axe?
—Estuvo inquieto— comentó centrando ahora su atención en el pequeño rubio de ojos azules que yacía dormido sobre ella.— Sé que siente la pérdida de mamá y papá.
Hiccup no pasó desapercibido la forma en la que su voz se quebró en las últimas palabras, sin decir nada se quitó la prótesis y armadura hasta quedar en una blusa verde y pantalones de seda, Astrid estaba tan concentrada en su hermano que ni siquiera notó a su pareja, no hasta que se acostó a su lado.
Sobresaltada intentó levantarse de la cama pero las manos suaves del chico la detuvieron.
—Hiccup, tu papá...
—En este momento lo que papá diga no me importa As— deslizó un brazo sobre las caderas de la ojiazul y la acercó un poco más a él, con cuidado de no despertar ni lastimar a Axe. —¿Quieres que duerma aquí o prefieres que duerma en el sillón?
—No— negó inmediatamente la chica —quiero que te quedes.
Satisfecho, el castaño acercó más a la sonrojada chica hacía su cuerpo y la protegió con sus brazos a ella y a su pequeño cuñado. Ambos se quedaron observando en silencio la paz con la que dormía el pequeño Axe, tan pequeño e inocente a todo lo que lo rodeaba.
—Es tan pequeño— susurro la Hofferson con voz quebrada. —Dioses Hiccup, él necesita a su mamá.
—Lo se mi amor, lo sé— el jinete no tardó en secar con su mano las lágrimas que caían por las mejillas de la joven. —Pero te tiene a ti, a mi, a los jinetes, a papá y Bocón. No dejaremos que nada malo le pase.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
El sol todavía no había salido cuando un diminuto llanto alarmó a Chimuelo, el dragón se despertó y se acercó a la pequeña cuna ( que pertenecía a Hiccup ) dónde descansaba el hermano de Astrid, el bebé lloriqueaba en silencio, el dragón sin saber cómo calmarlo acudió a su dormido jinete.
Hiccup estaba protegiendo a Astrid con sus brazos cuando sintió a Chimuelo moverlo para que se despierte.
—Chimuelo, déjame dormir— se quejó adormilado pero el dragón siguió insistiendo lo que lo llevo a abrir los ojos.—¿Ahora que reptil inu...— su insulto quedó en el aire en cuanto comprobó el pequeño llanto que venía de la cuna.
Sin despertar a Astrid se levantó de la cama colocándose su prótesis, la rubia soltó un quejido ante la perdida del calor que transmitía el cuerpo de su pareja y se acurrucó más en las sábanas. Hiccup suspiró cubriéndola con una manta más y con Chimuelo siguiendolo se acercó a la cuna.
—Muy bien...— murmuró tomando en sus brazos al pequeño rubio, caminó lo más silencioso que su pie de metal le permitía a la puerta y la abrió. —Chimuelo, cuida a Astrid.
El dragón que estaba dispuesto a seguir a su jinete se detuvo ante su orden y volvió a acostarse al lado de la cama de Hipo con sus ojos puestos en la rubia dormida.
El castaño los observó por última vez con una pequeña sonrisa y cerró la puerta, bajó las escaleras con cuidado mientras mecía al pequeño.
Hiccup no sabía nada sobre bebés hasta que Axe nació, para ese entonces Astrid y él ya eran pareja por lo que cada vez que venían a Berk iban directo a la casa Hofferson para ver a el pequeño, ahí es donde aprendió como calmar a Axe entre otras cosas.
Axe empezó a calmarse y a acurrucarse más sobre el pecho de el castaño, Hiccup no pudo evitar sonreír divertido al notar los parecidos entre Astrid y Axe.
Sentándose en la silla de madera de su padre, él castaño cuidó de Axe durante un rato, él bebé parecía algo embobado con sus ojos verdes y siempre intentaba alcanzarlos con su manito pero lo único que lograba era tocar su mejilla.
—Eres igual de curioso que tú hermana— se burló el castaño acariciando la mejilla del niño. —No te preocupes Axe, voy a cuidar de ti con todo mi amor.
Otra de mis historias que jamás pude continuar, esperó que les guste 💞.