AU Mafia, no se menciona demasiado por qué no tuve ganas 😂.
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Astrid
Cerré los ojos con cansancio cuando apoyé mi hombro en el marco de la puerta, los abrí y observé con anhelo la manera en la que Hiccup y su gato, Chimuelo, dormían profundamente en la cama. Sonreí y me adentre en el baño de la habitación, rápidamente me quité la ropa y me metí en la ducha dejando que el agua caliente quité toda la sangre que había en mi cuerpo.
Pertenecía a una familia de mafiosos, como la única hija de los Hofferson era mi deber seguir con el legado familiar, y aveces ese deber implicaba que cometiera hechos de los cuales no estaba orgullosa.
-Crei que estabas dormido- murmuré cuando sentí los labios de Hiccup en mi cuello, sus manos se aferraron a mi cintura con fuerza pegando mi espalda a su pecho desnudo.
-Desperté cuando escuché el ruido del agua- besó mi mejilla y apoyó su mentón en mi hombro, lo observé. -¿Estás bien?
-Estoy cansada, golpear personas no es fácil.
-Me imaginó, con lo mucho que tú odias la violencia- bromeó el castaño besando mi mejilla y abrazándome con fuerza.
Dejé que mi cuerpo se relajará contra él de mi marido, cerré los ojos saboreando aquella paz que solo encontraba cuando estaba con él.
Tener que mantener todo un maldito legado familiar era estresante.
Hiccup también se dedicaba a aquello pero a diferencia de mi él solía llevar con más calma las cosas y se centraba más en los negocios, de lo demás, su amigo Eret se encargaba de la parte violenta.
Para mi mala suerte yo debía encargarse de las cosas violentas y los negocios personalmente, mis padres así lo exigían y no tenía otra opción más que obedecer.
Cómo siempre.
-Estoy cansada Hiccup...- murmuré abriendo lentamente mis ojos para mirarlo.
-Lo sé- susurró con suavidad antes de acercar su boca a la mía para unirnos en un beso dulce, sin prisas.
Hiccup era la cura a mi tormento, no sabía cómo pero con solo sentir su piel contra la mía podía sentir un poco de la paz que tanto necesitaba en mi vida.
Sus brazos sosteniendome con fuerza me recordaban por qué seguía con vida.
-¿Cómo lo soportas?- pregunté mientras observaba como se alejaba de mí y colocaba algo de shampoo en sus manos para luego acercarse y enjuagar mi cabello con delicadeza, solo como él sabía hacerlo.
-Te tengo a ti- se encogió de hombros, -eres más que suficiente.
Sus palabras me hicieron sonreír, él siempre sabía cómo calmar mis pensamientos y miedos, no se cómo lo lograba pero lo admiraba por soportarme tanto.
Sus ojos verdes me observaron con anhelo mientras sus labios formaban una pequeña sonrisa, sus manos aún seguían lavando mi cabello de forma suave y por inercia cerré mis ojos dejándome mimar por él.
No necesitaba a un hombre pero sentirme protegida por él, no era tan malo.
-¿Cómo logras siempre encontrar las palabras correctas?
-Un don, supongo- besó la punta de mi nariz mientras enjugaba mi cabello, -¿Piensas hacer algo con las personas encerradas en nuestro sótano o tengo que llamar a mis hombres?
Suspiré frustrada mientras abría los ojos, adiós momento de paz.
-¿Puedes decirle a Eret que se encargué?- envolví mis brazos en su cintura y me pegue a su pecho escondiendo mi rostro en el hueco de su cuello.
-¿Acaso la señorita Hofferson no quiere trabajar?, vaya es algo nuevo en ti- sonrió con burla mientras me abrazaba.
-Quiero quedarme contigo- fue todo lo que respondí.
-Siempre eres bienvenida a estar en mis brazos si es lo que necesitas.
Sonreí cuando depósito un beso en mi cabeza, estar en sus brazos era lo único que me mantenía segura en esta vida.
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