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Ambientado en un Universo Alterno

Volver a casa después de un largo día de trabajo es una de las cosas que Hiccup ama, lo que no espero esa noche era que al llegar a casa se encontrará con su esposa llorando mientras intentaba calmar a su pequeño bebé, Zeypher, que no dejaba de ll...

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Volver a casa después de un largo día de trabajo es una de las cosas que Hiccup ama, lo que no espero esa noche era que al llegar a casa se encontrará con su esposa llorando mientras intentaba calmar a su pequeño bebé, Zeypher, que no dejaba de llorar.

—Hiccup...— sollozó la rubia al ver a su marido llegar. —No... no puedo.

—Esta bien— el castaño se acercó con rapidez a sus dos mujeres y sostuvo en sus brazos a la bebé meciendola suavemente para calmar su llanto. —¿Qué ocurrió, M'Lady?

—Lleva llorando por horas— sollozó Astrid dejándose caer en el pequeño sofá que había en la habitación, se veía tan cansada y dólida. —Intenté calmarla pero no pude, no sabía que más hacer.

—Ay Astrid...—

Hiccup siguió meciendo en sus brazos a la bebé que ahora sí estaba más tranquila y apunto de dormirse, a diferencia de cuando estaba en brazos de Astrid.

Astrid no era una mala madre, hacía todo lo posible para que su bebé estuviera bien pero cuando veía la forma en la que su propia hija se sentía más segura en brazos de su padre que con ella, su corazón se rompía una y mil veces.

Con todo el cuidado del mundo Hiccup colocó a la bebé en su cunita mientras la cubría con sus mantitas, miró a su esposa con una expresión de tristeza y se acercó a ella levantandola del sillón y acariciando su bello rostro aún lleno de lágrimas.

—Vamos a la cocina, ¿Si?— susurró besando su rostro —te preparé un té para que estés más tranquila.

—Ella ni siquiera se siente segura conmigo— se lamentó —¿Acaso soy una mala madre?¿Hice algo mal?

—Por supuesto que no Astrid— la abrazo con fuerza escondiendola en su pecho mientras dejaba que ella se desahogará y llorara todo lo que tuviera que llorar. —Eres una buena madre, amor, no pienses lo contrario.

—Estoy cansada— lloró —si no puedo calmar a mi propia hija ¿Qué clase de madre voy a ser en el futuro?

—La mejor— aseguró el castaño sujetando su rostro con sus manos y repartiendo besos por su piel mojada debido a las lágrimas que seguían saliendo de aquellos hermosos ojos azules. —Aún estás aprendiendo Astrid, poco a poco vas a lograr conectar con nuestra bebé.

—¿Y si no puedo?— murmuró con la voz rota.

El embarazo fue difícil para ella, los cambios hormonales, el miedo de lo que podría pasar, el cambio en su figura y el constante pensamiento de que sería una mala madre no la dejaron en paz.

Gracias a los Dioses Hiccup estuvo ahí para ella, ayudándola en todo lo posible, si no fuera por él posiblemente no sabría que hacer.

—No digas esas cosas— besó la punta de su nariz con una pequeña sonrisa. —Incluso si no puedes hacerlo, yo estaré ahí para ayudarte, lo sabes.

—Me siento terrible— murmuró afligida. —No deberías estar lidiando conmigo.

El castaño chasqueo la lengua mientras la acercaba a su pecho, Astrid no se resistió y pronto se aferró a él buscando algo de el consuelo que solo Hiccup podía darle.

—No me molesta cuidar de ti Astrid, haz soportado nueve meses de cambios constantes no solo en tu cuerpo si no también en tu mente, soy tu esposo, mi deber es cuidar de ti, siempre.

—No me molesta cuidar de ti Astrid, haz soportado nueve meses de cambios constantes no solo en tu cuerpo si no también en tu mente, soy tu esposo, mi deber es cuidar de ti, siempre

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RAMÉ - Hiccstrid Ones ShortsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora