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Cassandra

Me desperté en una habitación que no sabía de quien era. Tenía la ropa de ayer, y estaba tapada con unas sabanas de color azul con rayas azul marino.

Observo la habitación y veo otra puerta. Escuché como caía agua detrás de esa puerta. El baño, supongo. Escuche que alguien estaba cantando, la voz me sonaba pero no sabía de quien era, con el sonido del agua cayendo no podía identificarla.

Busqué mis zapatos por la habitación, era espaciosa y bonita. Había un escritorio de color marrón con una silla azul marino. Había papeles encima del escritorio con lápices, estaba todo muy desordenado.

El armario estaba entre abierto, era de color marrón. Tenía un espejo en una de las puertas. Me miré en él, estaba despeinada y un poco destintado el cabello, se me veía en las raíces el pelo pelirrojo. Tendré que ir a la peluquería.

Seguí buscando mis zapatos, pero no los encontraba. Escuché como la persona que estaba en el baño cerraba el agua y se quedaba en silencio. Yo intenté encontrar mis zapatos lo más rápido posible antes de que saliera la persona.

Si no sabía quien era, mejor. Mejor para mí, así después no tendré que mirarla con vergüenza. Me tiré al suelo y busque mis zapatos por ahí, con la mano tanteé buscándolos. Toqué algo, lo agarré y lo saqué.

¡Dios, que asco! Lo solté cuando vi de que se trataba. Unas bragas. Ya se de quien es esta habitación y espero no haber dormido con él. Vuelvo a buscar mis zapatos, encuentro uno debajo de la cama.

Me limpié la mano como pude, había tocado unas bragas usadas y sucias. ¡Qué asco! Busco debajo del escritorio. 

Escucho como se abre la puerta del baño y como se vuelve a cerrar. No, que no sea él y que sea de Torunn o de una mujer. Que no sea Edward.

- Vaya, veo que te has despertado. - dice este a mis espaldas. Mierda, porque tenía que ser él. ¿No me podría haber dejado en el sofá? - ¿Te ayudo?

- No - me levanto y me doy en la cabeza con el escritorio ¡Mierda! - ¡Auch!

- ¿Estas bien? - se agacha a mi lado y me levanta. Me toca la cabeza justo donde me había dado.

- Si - digo solamente - ¿Qué hora es?

- Las doce - dice mirándome a los ojos. Sus ojos son los de su madre, claros.

- ¿Las doce, tanto he dormido? - me quedo pensando, él asiente con la cabeza - ¡Las doce! Llego tarde.

- ¿A dónde?

Me levanto del suelo y Edward hace lo mismo, le miro y luego lo miro de arriba abajo. Solo lleva una toalla pequeña puesta en su cintura. Su pecho esta desnudo y puedo notar los músculos trabajados en el gimnasio.

- Tengo... - me quedo sin palabras. Que bueno esta - Yo... tengo que... que hacer... unas cosas.

Él ríe, sabe que estoy tartamudeando porque esta casi desnudo, no Cassandra. No puedes caer, es un maldito mujeriego.

- Me voy - me aproximo a la puerta y salgo.

Voy hacia la salida cuando veo a mi padre sentado en la mesa con una taza de café y un periódico. Intento pasar desapercibida, parece que me hubiera acostado con un chico y ahora salgo a hurtadillas de su casa. Pero no me he acostado con nadie, menos mal.

No tengo ganas de hablar con nadie, veo las llaves de mi padre de la casa encima de la mesa que hay antes del ascensor, voy a cogerlas pero al parecer mi padre me ha visto.

- ¿Te ibas a ir sin un zapato? - me dice y levanta la vista del periódico para mirarme.

Miro a mis pies, y en efecto me falta una zapatilla. Me pego mentalmente. Mierda, no quiero volver ahí dentro. No, cuando esta Edward sin camiseta y en una toalla. Mi padre me mira con una sonrisa apunto de reírse.

Avengers AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora