Avengers Academy

25. Raro

Edward

Cuando Cassandra y James empezaron a pelearse y a decirse cosas sin sentido para todos los demás, uno de nosotros llamó a sus padres. Esperando que ellos pudieran separarlos y arreglar las cosas entre ellos. Ellos eran como hermnos, se llevaban de maravilla y jamás los había visto pelear y mucho menos así.

Pero cuando el Capitán y la Viuda llegaron las cosas se complicaron, cosas salieron a la luz para todo el mundo. James y Cassandra eran hermanos, Steve era el padre de James y Natasha la madre de Cassandra. James tenía los mismo poderes que Cassie.

Cassandra salió corriendo, yo intenté seguirla pero era más rápida que yo. Así que estuve un rato buscándola hasta que la encontré debajo de las escaleras.

Tenía las rodillas pegadas al cuerpo, la cabeza metida entre ellas y al parecer sollozaba de vez en cuando. Me acerqué a ella.

-Cassie -la llamé para que levantara la cabeza.

Lo hizo, se quedó mirandome un rato, luego se levantó un poco deprisa y con acciones torpes y me abrazó mientras lloraba cada vez más fuerte. La agarré fuerte. Dios, se me partía el alma verla así. Le acaricié el pelo naranja, igual que el de su madre, mientras la intentaba tranquilizar. Era más baja que yo así que la pobre estaba de puntillas.

-No puedo más, Edward -dijo entre sollozos.

Yo apreté la boca y cerré los ojos fuerte. No me gustaba verla así. Lo odiaba.

-Sshh... tranquila, estoy aquí -susurré.

La otra noche intenté hablar con ella, pero se puso a la defensiva y se marchó hacia la barra. Me gustaba molestarla pero esto era una cosa totalmente diferente.

La llevé a un sofá que había apartado de todo. Quería que se tranquilizara y que pensara las cosas, era un poco impulsiva, al igual que Natasha, y no quería que hiciera algo que pudiera arrepentirse después.

Le limpié las lágrimas con cuidado, y la miré a los ojos, le pasé un mechón de pelo por detrás de la oreja. La observé con cuidado, se puso a llorar otra vez, la llevé a mi pecho y la abracé fuerte.

Me quedé en silencio, eso era lo que necesitaba. No necesitaba a alguien agobiandola. Solo alguien que la apoyara. Ahí me di cuenta de lo que le estuve haciendo con Paige, aunque no tuvieramos nada, eran amigas y sabía que le moleataba y le dolía que yo me tirara a su amiga.

Se separó de mi para mirarme a la cara. Tenía los ojos lagrimosos, iba a volver a llorar.

-Lo siento -dijo con la voz entrecortada-. Te he manchado la camiseta.

-No importa -se iba a poner a llorar otra vez-. Eh... -le cogí de los hombros-, yo estoy aquí, ¿vale? Para lo que necesites.

Ella asintió con más lagrimas en los ojos, ella era muy reservada a lo que sentimientos se refiere, prefiere callarse las cosas y decir que está bien cuando no lo esta, así que esto me dejaba muy fuera de lugar. Le ha tenido que joder y doler enterarse de la verdad, hasta yo estoy en shock, pero ahora se pueden entender muchas cosas, sobre todo el parecido. En su vida van a cambiar bastantes cosas, empezando con que ya tiene una familia entera, ya no son ella y su padre. Emma se me pasó por la cabeza, no veía a mi hermana desde hace por lo menos un par de meses, desde antes de empezar la academia. Tengo suerte de tenerla, de haber crecido con ella. Cassandra y James han crecido juntos pero no como deberían haber crecido. Son hermanos y deberían de haber crecido juntos.

Nos quedamos observándonos mutuamente, le limpié una lágrima que le cayó, le acaricié esa mejilla con el dedo pulgar. Se mordió el labio inferior y ya no pude aguantar más, la acerqué a mi y la besé. Ella no se apartó, sino que me siguió el beso, era un beso lento, en el que los dos estábamos asustados, pero con ternura, la acerqué más a mí, mis manos bajaron a su cintura y ella subió las suyas a mi nuca.