Solo tú y yo (Draco Malfoy) [Parte 1]

¿Qué es Hogwarts?-02

Cada día llegaban varias lechuzas con las mismas cartas, cartas que el tío Vernon se encargaba de destruir, bien echándolas al fuego, tirándolas a la basura o rompiéndolas en mil pedazos antes de que Harry o yo pudiésemos abrirlas.

—Son nuestras cartas tenemos derecho a abrirlas y ver lo que pone. —Me quejé con la tía Petunia. Ella estaba tratando de cocinar unos huevos pero le era imposible, de dentro solo salían cartas para Harry y para mí.

—Os hemos estado cuidando durante casi once años, no podéis venir a exigir ahora que no os dejemos leer unas estúpidas cartitas. —Era gracioso que dijese que nos habían estado cuidando, teniendo en cuenta nuestro estado físico cualquiera diría que nos matan de hambre, sobre todo comparándonos con su hijo.

—No nos habéis estado cuidando, nos cuidamos solos, no recuerdo la última vez que Harry y yo fuimos a comprarnos ropa de nuestra talla, todo es heredado, lo de Harry era de Dudley y mi ropa era...

—La de tu madre. —Me frenó. —Te vi tan parecida a ella, que te di su ropa, ambas tan irritantes, creyéndose superiores, haciendo sentir menos a los demás, pero no voy a permitir que hagáis que mi hijo se sienta menos. —Se le veía muy afectada a la tía Petunia. No era capaz de entender sus palabras, ¿a qué se refería? Nunca hablaba de mi madre ¿y ahora me soltaba una charla sobre cómo era ella?

—No hables así de mi madre. —Le advertí.

—Aquí no hay jaulas de serpientes en las que tú o tu irritante hermano nos podáis encerrar. —Me contestó con un tono burlón mientras se rendía de cocinar huevo y cogía una verduras para partirlas.

—Harry y yo no hicimos nada, fue...

—¿Magia? Si lleváis un tiempo diciéndolo, vuestra madre también hacía cosas raras de niña y se excusaba con eso, pero que sepas que la magia no existe.

—¿Cómo era ella? -—Si estaba tan dispuesta a hablar de mi madre que lo hiciese. —De niña, ¿tienes alguna foto? —La tía Petunia no se giró esta vez para mirarme solo miró al frente y habló.

—¿Quieres saber cómo era? Mírate a un espejo, eres igual a ella, salvo por los ojos esos son de tu padre, Harry es quién ha sacado sus ojos. —Me respondió, empezó a cortar una lechuga y dejó bien claro que no seguiría hablando del tema.

¿Tan parecida era a mi madre? Nunca me había fijado, no tenía nada con que compararme con ella, pero el saber que me parecía a ella me hacía sentir una calidez en el pecho.

El domingo llegó, el tío Vernon parecía estar de buen humor aquella mañana, porque dejó escapar un suspiro mientras leía el periódico y dijo:

—Domingo, o domingo, ¿sabéis por qué los domingos son tan tranquilos chicos? —El tío nos hablaba a Harry y a mí. Harry me miró buscando alguna respuesta a su pregunta, pero le hice saber que tenía la misma idea que él: ninguna.