¿Qué buscas, Malfoy?-09

788 28 3
                                    

Llevé a Draco a un pasillo alejado del sitio en el que estábamos antes.

—¿Qué pasa? —Me grita él susurrando. Era tarde, no deberíamos seguir despiertos, pero ahí estábamos, en un pasillo empezando lo que parecía otra discusión.

—Hay un perro con tres cabezas en esa habitación, te hubiese devorado. —Me miró sorprendido y confuso.

—¿Cómo sabes eso? —Yo me quedé callada. —¿Has entrado ahí sola?

—Sola no. —Salté, luego me arrepentí al instante.

—¿Has entrado con más gente? —Habló más alto de lo que debía, asique le hice un gesto para que bajase la voz. —¿Con quién has entrado? —Volví a quedarme en silencio. Malfoy puso los ojos en blanco adivinando la respuesta a su pregunta cuando agaché la cabeza. —Como no, con Potter, Granger y Weasley. —Asentí. —¿Por qué no os devoró a vosotros?

—Escapamos antes, ¿no es obvio? —Le devolví su clásica expresión de desagrado.

—Entonces, de cierta manera, me has salvado.

—¿Supongo?

—¿Por qué?

—Si quieres que te coma un perro de tres cabezas, adelante, yo solo te avisaba. —Malfoy se quedó un momento en silencio mirándome. Me estaba poniendo de los nervios ese silencio, me levanté para irme y dejar a Malfoy solo con sus pensamientos, pero él me agarró el brazo antes de que me pudiese alejar.

—¿Qué quería la profesora McGonagall?

—¿Ahora si quieres saber sobre una "sangre mestiza"? —Malfoy no respondió, solo agachó la cabeza. Suspiré profundo. —Te acabarás enterando igualmente asique..., me han cogido como la nueva guardiana para el equipo de quidditch de Slytherin. —Malfoy parecía sorprendido pero también parecía estar contento.

—Pero los de primer año...

—Según McGonagall, Harry y yo somos los jugadores de quidditch más jóvenes del siglo. —Le interrumpí. Ahora parecía más sorprendido.

—Enhorabuena.

—No está mal para dos mestizos, ¿verdad?

—Jane... —Malfoy parecía querer decir algo, pero no estaba seguro de si decirlo o no. —Lo siento.

¿Draco Malfoy disculpándose sinceramente? Definitivamente algo le pasaba para que se comportase tan distinto conmigo.

Me quedé unos segundos mirándole, tratando de adivinar qué se le pasaba por la mente.

—Malfoy —vi sorpresa y dolor en su mirada al escucharme referirme a él por su apellido —, ¿que hacías entrando a esa sala? —Se me quedó un rato mirándome, sin decirme nada, luego solo negó con la cabeza.

—Nada. ¿Y vosotros?

—Nos perdimos, este sitio es enorme. Ese no era tu caso, sé que buscas algo, pero no sé el qué.

—Nada. —Repitió.

Otro silencio se creó, más espeso que el anterior. Entonces solté un pequeño escalofrío cuando sentí una fría brisa, Malfoy lo notó.

—Deberíamos irnos ya a la cama, hace frío. —Asentí.

Hicimos todo el camino en silencio, ni una sola palabra. Hasta que estuvimos en nuestra sala común y nos separamos para ir a nuestras habitaciones.

—Buenas noche, Jane. —Sentí un ligero deja vu.

—Buenas noches... —ya no sabía como referirme a él. Por un lado estaban Harry y Ron, que no parecía hacerles mucha gracia que tuviese confianza con Malfoy, luego estaba él, alguien cruel, o por lo menos grosero, que me había tratado de una manera especial inexplicablemente —, Draco.

Solo tú y yo (Draco Malfoy) [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora