Las cartas misteriosas-01

1.7K 63 6
                                    

—¡Harry! ¡Por dios! Date prisa o te dejamos aquí en casa. —Mi tío Vernon le estaba gritando a mi hermano desde el salón para que saliese ya de la alacena de debajo de las escaleras que teníamos como dormitorio y nos fuésemos al zoológico. Le podría haber gritado desde el sitio más lejano de la segunda planta que se hubiese enterado igual, tenía un tono tan potente que seguro que si te gritaba al oido te podrías quedar sordo.

—¡Ya voy! —Pudimos oir desde la alacena.

—Sois un dolor de muelas los Potter, por lo menos tú ya estás lista. —Se quejaba mi tío mientras se pasaba una mano por el pelo para echárselo para atrás. Yo solo le miré con mala cara cuando no me veía, no me gustaba escucharlo hablar así de nosotros. —¡Harry Potter! —Ese grito si hubiese dejado sordo a cualquiera.

Lo siguiente que oímos fue la puerta de la alacena abriéndose, de ahí salía mi hermano, Harry. No iba muy arreglado, tampoco podría aunque quisiese, llevaba una camiseta negra, una camisa de cuadros morada y unos pantalones marrones.

—¿Por qué has tardado tanto? Si se puede saber. —Le reclamó el tío.

—Me quedé dormido. —Respondió Harry.

—Le ha tocado a tu hermana hacer el desayuno, pero como castigo le hemos dicho que no te haga nada a ti, por vago. —Otra mirada de odio dirigida a mi tío, tampoco la vio porque yo estaba detrás suya contemplando la escena.

—Por tu culpa vamos a llegar tarde al zoológico. —Le dijo nuestro primo Dudley a Harry que entraba en la cocina con su madre detrás.

—Ni se os ocurra fastidiarle el cumpleaños a mi angelito. —Nos advirtió la tía Petunia.

Dudley fue corriendo hacía su padre.

—¿Cuántos regalos tengo? —Estaba gritando como un niño chico de cinco años, peor, un niño de cinco años no es tan malcriado como él.

—Treinta y seis, los he contado personalmente.

—¿Treinta y seis? —Volvió a gritar con aún más fuerza y enfado, había sacado la voz de su padre. —El año pasado tenía treinta y siete.

—Si, pero este año hay regalos más grandes que...

—Me da igual si son más grandes. —Dudley definitivamente era un malcriado desagradecido que no se merecía la admiración que sienten sus padres hacia él. En todos estos años había recibido cientos de regalos pero Harry y yo ninguno, ¿y ahora iba a montar una pataleta porque tenía un regalo menos que el año pasado?

—Cariño no pasa nada, cuando estemos fuera eliges dos regalos más, ¿si? —Le dijo la tía Petunia recolocándole un poco la ropa.

Se ve que eso hizo de Dudley se conformase, porque no montó ninguna pataleta más.

Los tíos y Dudley salieron de la casa para montarse en el coche pero yo paré a Harry antes de que los siguiese.

—Toma, es mi media tostada, sabía que tendrías hambre. —Le entregué el trozo de pan, quemado por supuesto, siempre nos daban el pan que peor había salido,  y también le di mantequilla que había escondido en un mueble sin que se diesen cuenta.

—Gracias, Jane, tienes razón, me muero de hambre. —Harry devoró la media tostada y entonces fue cuando salimos de la casa.

Estábamos a punto de subirnos al coche cuando nuestro tío Vernon nos frenó.

—Si hacéis algo raro o provocais problemas os quedareis sin comer una semana, ¿queda claro? —Ambos asentimos con una postura firme y mirándole a los ojos.

—Si hacéis algo raro o provocais problemas os quedareis sin comer una semana, ¿queda claro? —Ambos asentimos con una postura firme y mirándole a los ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Solo tú y yo (Draco Malfoy) [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora