Odio ser su hermana-13

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Estaba tan enfadada, tan triste, tan frustrada.

Seguía en el estadio de quidditch sentada fuera en el suelo, llorando. No tenía fuerzas para volver al castillo en aquel momento.

—¿Potter? ¿Estás bien? —Levanté la cabeza para saber quién era la persona que me estaba hablando. Era Wood. No tenía fuerzas para mentirle, ni siquiera para responderle, tampoco sabía muy bien qué se responde a esa pregunta, nadie me la había hecho nunca.

Al ver su uniforme de quidditch recordé el partido, la derrota y las palabras de Flint de después. Solo conseguí que las lágrimas volviesen a salir.

—Jane... —Wood se sentó a mi lado preocupado. —¿Qué pasa? —Traté de balbucear algo, pero no se entendió lo más mínimo. —Jane, no te entiendo. Respira, respira, cálmate y me lo cuentas, ¿vale? —Asentí.

Estuve un rato tratando de calmarme, pero cuando creía que me había calmado las lágrimas volvían a salir y Wood me dedicaba otras palabras de ánimo tan dulces que hicieron sentirme aún peor.

Odié mi charla con Fred y George de antes del partido, estaba bien creyendo que me gustaba Wood, en ese momento ya solo podía desear que el chico que estaba a mi lado fuese otro, pero eso no ocurriría.

—¿Prometes no decirle a nadie que me has visto llorando? Ni a Harry. —Le pregunté.

—Lo prometo, ni Harry se enterará.

—Es Flint, me ha dicho que estoy en la cuerda floja, dice que como Slytherin pierda un solo partido más por mi culpa que estaré fuera del equipo.

—Pero no habéis perdido por tu culpa, Slytherin tenía las mismas oportunidades que nosotros atrapando la snitch.

—Como Harry es el buscador, dice que es mi culpa porque él es mi hermano. —A cada palabra me sorbía los mocos de mi nariz, debería tener una pinta horrible, pero ma daba igual, estaba demasiado enfadada como para que em importase.

—Vaya estúpido.

—Wood...

—Oliver —me interrumpió —. Puedes decirme Oliver.

—Oliver —volví a empezar —, me encanta el quidditch, me he sentido genial ahí arriba, bueno, cuando no daba vueltas en mi escoba —Oliver dibujó una sonrisa en su cara —, pero me he sentido bien, he sentido una alegría igual a la que sentí al llegar a Hogwarts, no quiero perderlo, no me queda nada más.

—Siento todo esto, Jane. No te lo mereces, si yo fuese tu capitán esto nunca te hubiese pasado.

—Porque no estaría en el equipo. —Terminé su frase. —Tú eres ya eres el guardián.

—Claro que si estarías, buscaría la manera de que estuvieses, te desenvuelves genial en la escoba, hasta cuando no la controlas. —Me guiñó un ojo, su broma me hizo sonreír. —Volvamos, se pueden estar preguntando dónde estamos, sobre todo tu amigo, Draco Malfoy. —Al escuchar su nombre sentí algo dentro, no pude identificar el qué.

Volvimos juntos al castillo, por el camino hablamos sobre las clases, anécdotas divertidas, nos contamos algún que otro secreto que nadie más sabía. Se hizo agradable la caminata.

—¿Te puedo confesar una cosa? —Le pregunté. Él asintió. Estábamos apunto de llegar. —Creo que el sombrero se equivocó al ponerme en Slytherin, se me queda grande.

—No, no se te queda grande, solo debes crecer —puse los ojos en blanco pensando que era una broma sin gracia —. No, enserio, solo tienes que crecer, cuando entré en Gryffindor pensé que no daba la talla. Ahora sé que me merezco estar en Gryffindor y me siento orgulloso de llevar su emblema en mi túnica. —Le dediqué una sonrisa.

Solo tú y yo (Draco Malfoy) [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora