Solo tú y yo (Draco Malfoy) [Parte 1]

Me da igual quién seas, Malfoy-03

—¡Ah! Perdonad que sea tan despistado, tomad, esto es vuestro. —Nos entregó dos cartas: una a mi nombre y otra al de Harry, parecían las dichosas cartas que mis tíos se habían encargado de esconder.

Abrí mi carta con delicadeza y saqué el trozo de papel que llevaba en su interior, el cuál decía:

Querida señorita Jane Potter:

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios. Las clases comienzan el 1 de septiembre.

Supuse que la de Harry decía lo mismo. Tras esa carta también venía una lista de materiales que se necesitarían para el año escolar.

—Pero Hagrid —le llamé —, no tenemos nada de esto.

—Pues habrá que ir a comprarlas. —Me respondió con una sonrisa.

—Pero tampoco tenemos dinero. —Le informó mi hermano.

—¿Seguro?

Hagrid nos llevó a un sitio llamado Gringotts que se ve que era un sitio donde magos y brujas guardaban su dinero. Llegamos a una especie de cueva que por lo visto nos pertenecía a Harry y a mí, cuando la puerta se abrió estaba llena de monedas.

Me quedé impresionada de ver tanta cantidad de dinero y que nos perteneciese a Harry y a mí, toda nuestra vida pensándonos que éramos pobres y resultaba que éramos ricos en un mundo que ni conocíamos.

Hagrid nos llevó a otra cámara de la que recogió algo, pero no nos dijo lo que era, solo dijo que era "un asunto de Hogwarts".

Tras unas largas compras ya solo nos quedaba comprar una cosa a Harry y a mí: nuestras varitas.

Hagrid nos indicó que entrásemos a una tienda que se llamaba Ollivanders, diciendo que allí las podríamos comprar sin problemas.

Hicimos caso a sus indicaciones mientras el se iba a otro lado con la excusa de que tenía que comprar una cosa.

Entré yo primero a la tienda con Harry detrás, como en casi todas las tiendas en las que habíamos entrado.

—¿Hola? —Pregunté, no parecía haber nadie. —¡Hola! —Dije más fuerte. Con eso un hombre subido en una altísima escalera apareció.

—¿Potters? —Aquel señor parecía sorprendido pero feliz de vernos. —Es como volver a ver a Lily y James pero con los ojos del otro.

Harry y yo sonreímos ante lo que, por lo menos yo, consideraba un elogio.

—Venimos a por nuestras primeras varitas, señor. —Le informó Harry.

—Por supuesto.

Nos estuvo dando algunas varitas para que las agitásemos, pero ninguna parecía ser para alguno de nosotros. El señor se fue al fondo de un pasillo a buscar más varitas.

—¿Cuál podría funcionar...? —Se quedó pensativo un momento y terminó cogiendo dos varitas. —Probad estas.

Obedecimos a lo que dijo y al agitar mi varita un gran brillo iluminó mi cara y pude sentir una extraña conexión con la varita, definitivamente esta era la elegida para mí. La de Harry también pareció ser la elegida para él.