Con su llegada a Hogwarts, Jane conoce a Draco Malfoy el cual para tratar a la gente se fija en lo mágica que es la familia de ese mago o bruja, salvo con ella, con ella es distinto, con ella le da igual todo, menos ella, con ella empieza a sentir c...
El invierno y sus nevadas llegaron rápido, ya todos los alumnos se habían ido a sus casas para celebrar las fiestas con sus familiares, los que quedaban se iban ese día o se quedarían en Hogwarts, como Harry, Ron y yo. Hermione se iba aquel día con su familia.
Draco también se había ido a celebrar las navidades con sus padres, le pedí que me escribiese de vez en cuando, supuse que me aburriría en aquel enorme sitio sin apenas gente. Él me prometió escribirme.
—Yo nunca fallo a mi palabra. —Me dijo orgulloso antes de irse.
Estaba viendo como Harry y Ron jugaban al ajedrez mágico cuando Hermione se acercó con un gran y pesado baúl.
—Reina a E5. —Dijo Ron con una sonrisa de superioridad miró la escena.
Su reina avanzó hasta la posición que Ron le había ordenado y entonces esta destruyó la figura de Harry.
—Eso es terrible. —Dijo Hermione frunciendo el ceño.
—El ajedrez mágico es así. —Ron seguía con aquella sonrisa de superioridad en la cara, me recordaba tanto a la de Draco, me entristecí al pensar en el chico. —¿Ya has hecho las maletas? —Le pregunto ahora menos sobrado.
—Al contrario que tú. —Le respondió Hermione.
—Cambio de planes —informó, de vuelta esa mueca de superioridad. ¿Qué le ocurría con Hermione? Ahora incluso parecía llevarse mejor conmigo que con ella —, mis padres han decidido ir a Rumanía, a visitar a mi hermano Charlie, está estudiando dragones allí.
—Genial, entonces ayudarás a Jane y Harry, deben ir a la biblioteca en busca de información sobre Nicolas Flamel.
—Hemos buscado mil veces. —Se quejó el chico mirándonos.
Hermione se acercó más para que nadie pudiese escucharla, salvo nosotros.
—Pero no en la sección prohibida. —Susurró.
—Porque como su propio nombre indica está prohibida. —Le recordé yo.
Ella solo se encogió de hombros y nos deseó una feliz Navidad. Volvió por el camino por el que vino llevándose consigo aquel gran baúl, parecía ser por momentos hasta más grande que ella.
—Creo que somos una mala influencia para ella. —Confesó Ron.
—De igual forma, deberíamos buscar allí, quizá haya algo, ¿no?
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Me desperté a la mañana siguiente con los lamidos de Medianoche, trataba de ignorarlos, pero seguía insistiendo, me di por vencida y salí de la cama.
—Feliz Navidad, Medianoche.
Para cuando mis ojos se abrieron del todo vi las camas de mis compañeras de habitación —que en ese momento estaban vacías ya que habían ido a visitar a sus familias—, llenas de regalos muy bien envueltos.