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━ ❝A tus engaños y a tus mentiras les digo adiós, ya no hay más daño no más heridas, conmigo no

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Buenos Aires, Argentina

La claridad de la mañana atravesaba el gran ventanal del cuarto dónde se encontraba la fugitiva pareja durmiendo placenteramente, dándoles los buenos días con el calor abrasador de los rayos del sol que entraba a la habitación. El primero en abrir los ojos con pesadez es Cristian, al acostumbrarse a la luz observó como primer plano a su compañera descansando sobre su pecho, realizando una respiración sincronizada con la de él. El cordobés podía sentir el roce de sus pieles desnudas y un veloz flashback llegó a su mente, recordando lo sucedido la noche pasada. Esboza una sonrisa de felicidad plena y procede a apartar un mechón de pelo rubio que caía sobre el rostro de su chica.

Con su mano izquierda libre toma el celular para fijarse la hora, recién eran las diez con treinta y cuatro minutos de aquella mañana. Observa sobre la misma barra de notificaciones todas las llamadas perdidas de Licha, Nicolás, de un número desconocido que no tenía agendado y también algunas de Caro. Sin hablar de la cantidad de mensajes de los mismos, pero prefirió ignorarlos y bloquear su celular para dejarlo de nuevo en su lugar original.

Romero volvió a depositar su mirada sobre la mujer a su lado, la contempló por unos instantes y fue atrapado por sus pensamientos. No creía todavía que por fín estaba con la persona que más amaba en el mundo y de lo mucho que anhelo que llegará aquel día, que lo volviera a elegir y más allá de haberla echo sufrir por tomar su peor desición en diciembre, ella estuviera allí con él. Quiso sorprenderla con un desayuno y que sea algo rico, por lo tanto antes de abandonar la cama, inclinó su rostro y dejó un pequeño beso en la punta de su redonda nariz. Con lentitud y tratando de no despertarla se levantó de la cama, la tapó con la sábana nuevamente y bajó a la cocina para poner en marcha sus dotes culinarios de cocina.

Macarena luego de la noche extremadamente movida y pasional que tuvo con su par, cayó en un sueño profundo, que parecía la consecuencia de como si se hubiera tomado tres sedantes. Minutos después que Cristian bajó a la cocina, ella despertó. Dándole la espalda al lugar donde se debía encontrar su compañero, paso su mano y al sentir el espacio vacío volteó un poco asustada. Macarena buscó con la mirada al defensor, pero aunque no lo encontró en la habitación se quedo tranquila que permanecía en la casa, ya que vio las prendas que vestía la noche pasada sobre la silla. Regresó su cabeza a la suave almohada, cerró sus ojos y por unos minutos más se durmió.

El jugador alrededor de la medía hora retomó a su lugar de inicio, ingreso al dormitorio pero esta vez con una bandeja llena de cosas ricas para que ambos pudieran desayunar. Lo puso a un costado de la cama y se acercó hasta el rostro de la menor. Comenzó a despertarla con muchos besos por toda su cara incluyendo su cuello, Maca al sentir un cosquilleo abrió los ojos y posando una sonrisa lineal miro a Cristian. Él imitó su acción y le regaló su mejor sonrisa.

- ¡Buenos días, mi bombón! - saludo feliz el cordobés, Macarena estira su mano hacia su mejilla y le da una suave caricia

- ¡Buen día, amor! - responde con sus ojos levemente achinados, Romero esconde su rostro en su cuello y le da un beso

- Que lindo va a ser escuchar ese apodo salir de tu boca todos los días - ella se ríe ante lo que escuchó y vuelven a mirarse

- Te amo - exclama la menor uniendo su frente con la de él, el cordobés sonríe y le da un beso ruidoso en el cachete

Acerca al medio de ellos la bandeja que previamente había preparado, Macarena sentada ya sobre la cama le sonríe y su cara expresa sorpresa.

- Cris, ¿todo esto lo hiciste vos? - interroga emocionada

𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐈𝐍𝐓𝐈𝐌𝐈𝐃𝐀𝐃 | Cuti Romero ⓒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora