PROLOGO

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-Omma, no podemos irnos. - susurraba con fuerza mientras mis ojos se inundaban de lágrimas.

-Nari, esta todo bien, tu padre y hermano nos encontraran en Daegu. - Sabiendo mi preocupación, limpio mis lágrimas y terminando de ajustar mi mochila, arranco el auto.

Saliendo del estacionamiento del edificio donde viví todos los años de mi vida, lo que recordaba como un Seúl brillante y activo, ahora se veía destrozado.

Intente ser fuerte junto a mi madre, pero por dentro estaba asustada, las personas enloquecían y se comían unas a otras, cadáveres y sangre rodeaban las calles de Seúl.

-Hija, tienes que saber esto por si algo llega a pasarme. - la mire aterrorizada por sus palabras.

-Omma no puedo hacerlo sin ti, no podría. - una de sus manos dejo el volante para tomar la mía.

-Cualquier cosa que vaya a pasar, tienes que encontrar a tu padre y hermano - apretó mi mano y ya no pude ocultar mi llanto. - ¿Recuerdas ese restaurante? El favorito de ustedes, – hizo una breve pausa y pude notar que lagrimas salían de sus ojos. - mis niños, en ese lugar, se encontrarán, no importan las circunstancias, tienes que encontrarlos. - asentí aun llorando a lo que mi madre me pedía.

 

-Omma el camino. - pude decir en cuanto puse la vista al frente, se veía toda la ruta de autos sin avanzar, algunos incluso en llamas que resaltaban en la noche, la cual solo se dejaba iluminar por la luna.

-Toma la mochila y no bajes hasta que llegue a tu puerta. - rápidamente hice lo que me ordeno, y mantuve mis ojos en su silueta rodeando el auto lentamente hasta llegar a mi puerta. - Baja en silencio y ve detrás de mi Nari, no te separes. - mi mano se dirigió a una de las tiras de su mochila y comenzamos a caminar en la carretera lentamente.

Habiendo pasado unos 10 autos, pudimos ver a personas que parecían cadáveres, seguir vivos, pero de una manera zonza, no parecían consientes. Por lo que pudimos saber en estos últimos 5 días encerradas en casa esperando un mensaje de mi padre, estos cadáveres son los que intentan comer personas, matándolas y convirtiéndolas en lo mismo que ellos.

En un momento siento que mi madre se detiene al ver a una persona, unos 3 autos por delante, luchar contra estos cadáveres. Nos acercamos a paso rápido y mi madre sin dejar de mirar donde estaba, el que ahora diferenciamos como un hombre, extendió su mano hacía mí.

-Omma – dije en un susurro alarmado, ella giro su cabeza y rápidamente habló.

-Solo tómalo y no lo sueltes por nada del mundo. - Desconfiada tome la navaja.

Estábamos cerca del hombre, cuando este tropezó cayendo al suelo, quedando con un cadáver encima.

Pude apreciar como mi madre pateo al cadáver y así comenzando a luchar con él. Mire al hombre en el suelo, quien cuando quito sus brazos de su rostro pude notar que era joven, podría ser de mí misma edad, le extendí la mano, la cual acepto rápidamente.

- ¿Estas bien? ¿Te lastimo? - se acercó mi madre, quien al parecer resolvió el problema con el cadáver.

El joven asintió, aun en shock por casi ser comido.

Sentí como alguien tomaba mis piernas y caí al suelo, gritando en el momento.

- ¡Maldición! - escuché a mi madre decir, mientras miraba a un cadáver que le faltaban las piernas y parte de la piel de su rostro intentando subir por mi cuerpo.

Todo paso tan rápido, el joven pareció salir de su shock en cuanto mi madre me quito el cadáver de encima, pero por mi grito, aparecieron por todos lados, dejándonos encerrados entre dos autos.

-Omma ¿Qué haremos? - la miraba asustada, mientras ella tenía firme el bate de beisbol de mi abuelo entre sus manos.

-Niño, ¿Tienes algo con que defenderte? - el joven comenzando a llorar negó con la cabeza. - Toma esto, yo tengo un cuchillo. - le extendió el bate mientras sacaba de su mochila el cuchillo con el que siempre cortábamos carne en casa.

Viendo el panorama rápidamente, se acercaban de manera zonza, pero no teníamos donde salir de entre los autos.

-Bien, llego el momento Nari. - mire su rostro y me tomo de las manos, comencé a negar con la cabeza mientras sentía como mis ojos se aguaban rápidamente. - Niño, acércate. - el joven obedeció. - Llévate esto – vi entre lágrimas como sacaba su mochila para ponérsela en los hombros, los dos mirábamos conmocionados la situación. - Se acercan, métanse bajo el auto, en cuanto les de la orden, corran hacía el bosque, encuentren un lugar seguro.

-Omma – las palabras no salían de mi garganta mientras ella nos empujó a los dos debajo del auto, con el joven nos miramos asustados, los dos entre lágrimas mientras pasamos debajo del auto en silencio.

En cuanto visualizamos torpes caminatas alrededor de todo el auto, escuché a mi madre gritar fuertemente.

- ¡DAEGU NARI! ¡DAEGU! - esa fue la señal para que saliéramos para encontrarnos a mi madre alejada de donde nos encontrábamos, el joven parecía querer decirme algo, pero solo pude visualizar a mi madre ser encerrada y su voz a lo lejos. - ¡RECUERDA QUE TE AMO HIJA!

Mi corazón se rompió, estaba por caer al suelo cuando unos brazos lo evitaron.

-Tenemos que irnos - escuché en un susurro antes de que tomara uno de mis brazos comenzando a correr, arrastrándome con él.

Miré nuevamente donde vi por última vez a mi madre, para luego concentrarme en entrar al bosque junto al joven que ahora tomaba mi mano mientras corríamos.

Nos detuvimos en cuanto vimos que ya estábamos por llegar al inicio de la montaña, mire alrededor, solo había árboles, oscuridad y silencio.

Solté la mano del joven para dejarme caer al suelo, dejé mi mochila a un costado y comencé a llorar en silencio. Sentí una mano en mi hombro, levante la mirada y el joven se sentó a mi lado.

Luego de que mi llanto se detuviera, lo escuché hablar.

-Mi nombre es Jisung. - hablo vergonzoso y pude notar como infló sus cachetes mientras jugaba con sus manos.

-Gracias por sacarme de allí Jisung. - le di una pequeña sonrisa.

- ¿En verdad te diriges a Daegu? - note incomodidad en su pregunta, recordé lo que mi madre me pidió y levante la mirada para notar en la suya un brillo.

-Tengo que encontrarme con mi padre y hermano. - tome la navaja para guardarla en un bolsillo de mi mochila, pero aparte la mirada en cuanto Jisung volvió a hablar.

-Tengo que encontrar a mis amigos en Daegu. - el volvió a jugar con sus manos nervioso.

-Mi madre – hice una pausa para respirar y seguir hablando. - ella lo hizo por ti también. - levantó su mirada y pude notarla con más brillo. - Iremos a Daegu juntos Jisung.

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