Capítulo 7.

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Luego de otra taza de té, y hablar un poco más de cada uno, decidimos que era tiempo de dormir.

Renjun era dulce y muy amable, me dejo en claro que si tiene que matar uno de esos cadaveres, podría dejar ver su bestia interior, lo cual me causo risa y por su parte un pequeño enojo.

Entre en la habitación en silencio y pude notar a los dos menores durmiendo en una cama juntos. Me dirigí a la cama de al lado la cual estaba perfectamente armada para mí, sonreí al verlos descansar.

Me meti bajo las sabanas y sonreí por la comodidad que no sentía hace una semana, fue raro no sentir a Jisung cerca, pero me basto con girar mi rostro y verlo a un metro durmiendo.

Viendo al pequeño Jisung tan cómodo al lado de su mejor amigo, me hizo sentir bien, pero algo dentro de mí no dejaba que este feliz por eso.

Debía irme, y no podía dejar que viniera conmigo, tendría que buscar la forma de que se quedará con sus amigos.

Pensé en mi hermano y cuando llegue a su hogar, el tenía 13 años, aceptandome y amandome como si fuera su propia hermana biológica. Cuando el comenzó la universidad, mis padres comenzaron a tener problemas, mi madre defendiendo la razón por la cual me adoptaron, que ella no podía concebir otro hijo y quería una niña a quien criar, y mi padre diciendo que solo fui un gasto de dinero. Mi hermano siempre dormía en mi habitación cada noche repitiendo que fui la mejor decisión de esta familia, y prometiendo que en cuanto se reciba, el se iba a ser cargo de mí.

Aún viviendo los dos en la misma casa, todo paso muy rápido y en una discusión grande, se lo llevo lejos con el pretexto de que necesitaba tiempo con su hijo real, mi corazón dolía cada vez que lo recordaba, y esperaba volver a sentir el abrazo de mi hermano luego de todo este tiempo.

Recordando todo, llore en silenció, debia irme esa misma noche, sin que Jisung pudiera preocuparse.

En cuanto note que los rayos del sol estaban saliendo, silenciosamente guarde algunas cosas en un bolso, y ya estaba lista para irme.

-Ellos te cuidarán mejor Jisungie, no te preocupes por mí, tu ya encontraste a tu familia. – susurre al lado de Jisung pasando una mano por su cabello.

Salí de la habitación sin hacer ruido, no veía a nadie, asique rápidamente sali por la puerta.

En cuanto estuve afuera respiré el aire frío e iba a comenzar a caminar cuando una voz me asusto, levanté mi cuchillo rápidamente.

-Maldición – baje el arma al ver a Jeno con cara seria.

-¿Qué estas haciendo? – se acerco a mi de brazos cruzados y su mirada penetrante.

-Y-yo – tartamude un poco y pase una mano por mi cabello sin saber que decir. – Por favor, solo deja que me vaya, si lo hago en otro momento Jisung no dejará que me vaya sola. – le rogué y el me miro sorprendido.

-¿Dónde tienes que ir? – largue un suspiro al ver que todo el grupo de amigo tiraba hacía el mismo comentario.

-No dejaré que me acompañen, solo tengo que encontrar a mi hermano en un restaurante de la ciudad. – el asintió a mis palabras y se dio la vuelta. En cuanto dio unos pasos a donde parecia estar sentado haciendo guardia, me gire para emprender camino.

Escuché unos pasos detrás y gire mi cabeza, frenando al instante que vi a Jeno, con lo que parecía un arco y un porta flechas, caminando hacía mi.

-Te acompañaré – negué rápidamente.

-Creí que me odiabas, y además puedo defenderme sola, no puedes dejar el lugar sin guardia – reproche rápidamente y el me miro confundido.

-No te odio, y dudo que puedas defenderte sola de todos los cadáveres que hay en la ciudad- suspiró frustrado- solo deja que te acompañe hasta donde esta tu hermano y en cuanto estés con el, volveré para asegurarle a Jisung que estarás bien. – sus palabras me sorprendieron, y no lo oculté, no tuve una conversación con el, pero era claro que el caballerismo repentino no era lo que esperaba de él. -Vamos Nari, me matarán si saben que te deje ir sola en la madrugada – su voz parecía hablar con sinceridad, y solo asentí dandome la vuelta hacia la ciudad.

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