Capítulo 6.

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Luego de unos minutos en los cuales Jisung frotara mi espalda y cabello, mis lágrimas ya habían parado.

-Noona, buscaremos a tu hermano, lo prometo. – susurro Jisung en cuanto me separé de él. Le di una pequeña sonrisa mientras asentí a sus palabras.

Sorbi mi nariz y recorde su gran golpe.

-¿Te sigue doliendo? – estiré mi mano a su cabeza y este miro hacía abajo.

-Solo un poco, creo que debo descansar, mis ojos ya duelen de estar abiertos. – se tiro hacía atrás en la cama tapando sus ojos.

-Mira, tenemos que resolver como dormiremos antes. Chenle estuvo esperando por ti todo este tiempo – volvió a sentarse e hizo una mueca con su boca.

Pareció pensarlo por un momento, se levantó dirigiendose a la puerta, confundida lo seguí. Llegamos hasta la sala donde se encontraban todos, parecían estar esperando a Jisung.

-Noona y yo dormiremos juntos – habló seguro y todos lo miraron sorprendidos.

-Puedo dormir en el suelo, o hacer guardia aquí, no se preocupen. – Hable rápidamente y Jisung nego cruzado de brazos.

-No dejaré que duerma sola, la última vez casi nos comen a los dos. – giro hacia mi dirección y recordé esa noche. Tuvimos que correr tanto que me dolieron los pulmones.

-Todo por su comodidad, arreglaremos la habitación. – habló Jaemin y mire a Chenle quien estaba un poco decepcionado, me apene por la situación, pero debía hacerlos pasar la noche juntos como los mejores amigos que son.

-No me molesta que Chenle duerma con nosotros Jisung. – le dije casi en voz baja y me miro esperando que volviera a confirmarlo. – Chenle puede dormir en la misma habitación, no me molesta en absoluto – Chenle sonrió y los dos amigos parecieron emocionarse, pero hablé nuevamente. – Pero Jisung tiene que descansar, sufrió un gran golpe y debe recuperarse. Tendrán más noches para compartir. – los dos asintieron a mis palabras.

-Te esperamos arriba noona – habló Chenle luego de agradecerme y salieron rápido de la sala.

-Nari, si te sientes incómoda en algún momento, solo háblanos, siempre hay alguien haciendo guardia. – Jaemin, junto a Jeno también salieron de la sala.

Pensaba dejarles un rato de privacidad al par de mejores amigos, asique volví a tomar asiento en uno de los sillones.

-¿Quieres té? – la dulce voz de Renjun y la palabra té me hicieron brillar los ojos.

-¿Tienen té? – mi emoción hizo que los dos que quedaban en la sala rieran.

-Claro, moriría sin té – ahora reí por las palabras de Renjun.

-Yo estoy muy cansado, asique iré a dormir – habló Haechan levantandose del gran sillón – Hasta mañana Nari, descansa – me saludo y salió de la sala. Quedando solo Renjun y yo yendo rápido a la cocina por agua caliente.

-Okay Nari, ¿Cuál es tu favorito? – preguntó abriendo una pequeña caja con unos 10 paquetes de diferentes tipos de Té.

-Nunca pensé encontrar a alguien igual – reí al darme cuenta que en verdad Renjun amaba el Té. – Dos veces encontramos agua caliente este último mes, fue un sufrimiento. – hablé dramática haciendo que riera.

-Gran elección – me sonrió en cuanto le tendí el de sabor a limón. – Los chicos no toman té, soy el único que guarda esto, ya están por acabarse – hizo un puchero en cuanto cerro la caja y la volvió a su lugar.

-Tal vez puedas encontrar más por la ciudad – le dije mientras veía como se movía para terminar de poner el agua en las dos tazas.

-Si, pudimos revisar la mayoría de las tiendas de la ciudad, pero no todas, sabes hay muchos de esos cadáveres allí. – cuando me explicó solo pude mirar su rostro, sus ojos no parecían coreanos, aunque por como habla el idioma parece natal del país. Saliendo de mis pensamientos procese la información de muchos cadáveres en la ciudad, hice una mueca porque allí debía ir para encontrar a mi hermano, el pareció notar mi mueca cuando extendió la taza hacia mí. - ¿Paso algo?

-Es que, debo encontrar a mi hermano en el centro de la ciudad. – el tomó un sorbo de té y sonrió por el sabor. Lindo, dije en mi mente, su piel se veía suave y su corto pelo negro lo hacía verse increíble, pero no podía pensar en ese tipo de cosas ahora.

-Podemos acompañarte. – negué rápidamente.

-No quiero meterlos en algún problema – probé el té y suspiré de felicidad. – Extrañaba tanto esto – el río de mi felicidad – faltaría una barra de chocolate y sería completamente feliz – me asuste cuando se levanto saliendo de la cocina. Supuse que tal vez fue al baño, volví a concentrarme en saborear el rico té.

Pasaron unos segundos y escuché la puerta abrirse detrás de mi.

Casi derramé mi té cuando un brazo apareció por al lado de mi cabeza, pero mi emoción fue a la barra de chocolate frente a mí.

Deje lentamente la taza de té, y la tomé en mis manos, mis ojos brillaban. No quería admitir que lloraría por una barra de chocolate, pero una lagrima estaba cayendo por mi ojo.

-¡Oh por Dios! – dije mientras la tenía en mis manos. – Renjun – dije dandome la vuelta y viendolo con una sonrisa satisfecho de mi reacción. - ¡Gracias , gracias, gracias! – dije emocionada y levantandome del asiento para dar unos pequeños saltitos, en cuanto me detuve hice una reverencia de 90° y el río fuermente.

-Tengo muchas de esas en mi habitación, puedo darte más cuando quieras – mire como volvía a sentarse frente a mí sonriendo.

Definitivamente, Renjun era una increible persona.

En cuanto termine el chocolate feliz, Renjun me miraba con dulzura mientras el también comía una.

-Renjun, ¿Eres coreano? – me animé a comenzar una conversación.

-Soy de China – lo mire sorprendida porque mi suposición fue cierta. – Mi madre solo me dejo aquí a los 6 años.

Asentí un poco apenada, todos tuvieron una vida difícil.

-Bueno, yo tampoco sé quienes son mis padres verdaderos. – Renjun me transmitía confianza – mi tía me crío hasta que decidió abandonarnos a mi primo y a mí en un orfanato. Paso un año, y una familia me acogió, yo solo tenia 8 años, mi primo es un año mayor, lo seguí viendo pero el nunca encontró una familia. – sonreí al recordar todo el amor que mi primo seguía teniendo por mí a pesar de todo lo que ocurrió en nuestra familia biológica. – espero el se encuentre en un lugar seguro.

-Seguro que lo esta – extendió la tetera hacía mi taza y asentí aceptando una segunda taza. – Nosotros siempre fuimos amigos, falta uno de nosotros aquí, pero el vivía en el campus universitario cuando todo paso. No pudimos encontrarlo ni comunicarnos con él.

Su mirada bajo a su té y supe que era momento de hablar de otras cosas.

-¿Qué es lo que te gusta hacer para distraerte de todo? – el me miro curioso.

-Dibujar, aunque a veces cantar también me gusta.

-Tu voz es muy dulce, seguro que cantas bien – no medí mis palabras y pude notar como sonreía avergonzado.

-¿Y tú Nari? – pensé por un momento todas las veces que hacía deporte y mi hermano intentaba seguirme el paso.

-Solía hacer deportes, correr, jugar al basquet, andar en bicicleta, esas cosas – me miro sorprendido, no tenía un físico de atleta, pero disfrutaba hacerlo, no culpo su sorpresa.

-Apuesto que debes estar bien matando a todos esos cadáveres.

-Con Jisung los llamamos zonzos, pero si. Aunque él me lleva la delantera, no sabes como disfruta golpearlos con ese bate.

-Lo solemos llamar pollito – baje mi taza de té y lo mire extraña. Puede que cuando lo encontramos con mi madre parecía uno, pero luego de salir de esa carretera, fue muy valiente por los dos.

-Me sorprende eso. Aunque es menor y entre los dos nos cuidamos, me sentí muy segura teniendolo a mi lado en cada momento, me protegió de mucho y hasta me decía que el se hacia cargo cuando debiamos entrar a un lugar con zonzos dando vuelta. – abrió su boca sin poder creerlo.

-El pequeño Jisung cambio mucho gracias a ti. – lo mire extraña pero comprendiendo que por querer cuidarme aprendió a golpear y matar a los zonzos.

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