Capítulo 25.

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La noche llegó, y me encontraba caminando de un lado al otro, sintiendo que me iba a dar un ataque de ansiedad de escuchar a los zonzos a nuestro alrededor y saber que todos están dentro de la gasolinera.

-Nari - susurró Jeno acercándose a mí y frenando mi caminar.

-Jeno, están ahí dentro, Jisung está ahí dentro - hablé un poco desesperada.

-Lo sé, lo sé - suspiro y pasó su mano por mi hombro y ante brazo. - pero no podemos hacer nada, debemos esperar o pensar en cómo lograr que estos muertos se alejen.

Cerré los ojos y solo apreté mis labios y me senté en el suelo, todo mi cuerpo estaba cansado, había sido un día realmente agotador y la situación no mejoraba.

Jeno se sentó a mi lado y me abrazó por el hombro, llevando mi cabeza a su pecho para recostarme.

-Descansa un poco, yo pensaré que podemos hacer para salir de aquí.

Susurro y luego me acerco más a él, logrando que me acomodara para poder dormir.

Me resigne y solo respire hondo e intenté dejar mis pensamientos de lado para descansar.

.

La luz del sol nos despertó a ambos. Me senté en el duro suelo del techo, mientras escuchaba a Jeno quejarse de tener que despertar.

Froté mis ojos y me estiré en mi lugar, hasta que vi que la horda aún seguía allí, pero mi vista se fue a un auto a unos kilómetros que se veía muy sano.

-Jeno. - golpee su brazo y este solo me miró aún dormido. - ¿Crees que podemos llegar hasta ese auto? Si funciona su bocina podemos hacer que la horda se mueva y así todos puedan salir de la gasolinera.

Jeno solo miro a la dirección que le apunté y era avidente, que podíamos bajar por la parte trasera de la gasolinera con cuidado, ya que allí no habían muchos zonzos, y correr hasta el auto.

-Podemos intentarlo, ¿Pero luego que haremos? - ahora llevo su vista hacia mi y yo solo apreté mis labios segura.

-Corremos, hasta perderlos y encontrarnos con el grupo. - pude notar que Jeno planificaba algo en su mente, tomó su mochila y la dio vuelta, dejando caer todo lo que había en ella.

Tomó en su mano la soga con la que dormíamos atados.

-Toma solo lo necesario, llevaremos una mochila, y todas las armas en mano. - su voz volvió a ser firme, dando indicaciones.

Asentí y di vuelta mi mochila, dejando solo una de las camperas, la botella de agua y la galletas que quedaban, dejando el resto en el suelo. Jeno solo guardo el agua y algunos caramelos y galletas.

-Bajamos en silencio, llegamos al auto, atamos una roca al volante y corremos con dirección a Busan. - fruncí el ceño ante sus últimas palabras. - Los encontraremos en el camino, pero primero debemos asegurarnos salir vivos.

Respire profundo y comencé a asimilar el hecho de dejar a Jisung y a los demás e ir por nuestro propio camino. Pero la horda era un gran problema para seguir el camino a Busan, y estábamos muy cerca.

-Está bien. - dije en voz baja y Jeno dejó la soga en mis manos mientras el se acomodaba la mochila en sus hombros.

La soga era larga, la corte para no tener que desperdiciarla por completo, luego la crucé por mi torso para no perderla.

Miraba la horda mientras esperábamos Jeno lanzaba las cosas que no íbamos a llevar para que el ruido llame la atención de algunos zonzos para tener el espacio trasero de la gasolinera libre.

-Nari, escucha, estoy aquí contigo y en Busan nos encontraremos con todos. No te preocupes - Jeno tomo mi rostro y me obligo a mirarlo, sus ojos intentaban hacerme estar segura de este plan. - lograremos que ellos puedan salir de ahí adentro y tomar la ruta tranquilos.

Asentí mientras respiraba profundo y me decía a mi misma que lo hacíamos por todos los chicos.

Una vez que hubieron pocos zonzos en la parte trasera, Jeno bajó con cuidado de no hacer ruido y mató a unos zonzos que estaban allí.

Me miró y me indicó que bajé. En cuanto Jeno me tomo, mis pies tocaron el suelo y ambos corrimos hasta el auto, esquivando zonzos y matando algunos en el camino, ya que eran unos kilómetros de distancia.

Cuando estuvimos en el auto, intenté abrirlo pero las puertas estaban trabadas.

-Haz unos pasos atrás. - Jeno hablo y luego vi como con su hacha rompió el vidrio, logrando que la alarma del auto se active.

-Ni siquiera tuvimos que usarla. - dije refiriéndome a la soga, pero rápidamente Jeno rompió los vidrio de dos autos que estaban alrededores y uno de ellos comenzó a sonar su alarma.

-Vámonos. - me tomó la mano y corrimos lo más rápido que pudimos para alejarnos de ese lugar.

Esperaba que el plan funcione.

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