𝗽𝗮𝗶𝗻 𝗼𝗳 𝗹𝗼𝘃𝗲 ©

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"Hora de ejecutar el plan".

Bill miró sonriendo a su hermano, aunque este último, no estuviera muy contento.

Habían pasado tres días desde que había aceptado el idiota plan de su hermano y ya se estaba arrepentiendo.

Bill lo traía de un lado a otro, probandose cosas de chicas.

-¿Se supone que eso me sacará mis hermosos bellos de las piernas?.

Preguntó Tom, a su amigo al ver la cera caliente que Bill sostenía en sus manos, con mucho cuidado.

-Si, será algo doloroso, pero te sacará todo, bueno eso me dijo la chica de la tienda.

Y se encogió de hombre.

-Ven aquí. -lo llamó.

Tom se acercó temeroso hacia él.

-¿Duele mucho, mucho?.

Tom preguntó, pero como respuesta solo sintió un gran ardor en su pierna.

-¡Aghhh!, ¡Bill!.

La tarde se hacía lenta y dolorosa, para estos dos chicos de diesiocho años, aunque fueran mayores de edad, se comportaban como niños pequeños, aunque cada persona tiene a su niño interior.

Por más que sea mayor, todos tenemos esa alma joven, esa alma de niño que nos hace cometer locuras, cosas locas, cosas buenas, y cosas malas que nos enseñan a crecer y a vivir lo que realmente es la vida, nos enseñan a equivocarnos, y lo más importante nos enseñan a levantarnos después de una caída.

-Recuerdame el plan por favor.

Le dijo Tom mientras se sobaba la pierna.

Mientras estaban sentados en la cama de Bill, ambos con las piernas estiradas, se habían depilado completamente las piernas y ahora descansaban.

-Bien, el Lunes debemos llegar temprano al internado, llevaremos nuestras maletas y nos instalarán en unas habitaciones con dos chicas más...

Y su hermano lo interrumpió.

-Chicas, mmm esto me gusta.

Él sonrió.

-Bien, y tendremos que ir a clases, como siempre, y hacernos pasar por mujeres, y lo más esencial vigilaremos a Leah.

Bill sonrió al recordar a su novia, a pesar de que estaba molesto.

-Entendido, -¿Será por un tiempo cierto?.

Tom miró a Bill.

-Si, un tiempo...

Bill murmuró no muy seguro.

-Bueno mañana vamos de compras y arreglar los ultimos detalles.

Bill dijo con voz graciosa.

-Pareces chica.

Tom lo miró raro.

-¿Eso somos no?.

Bill movió su cabello graciosamente.

-Obvio querida.

Y rieron juntos.

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Dos días después tenían todo listo, con el dinero que su padre le había enviado para sus vacaciones, algo le quedaba por lo menos, habían comprado ropa de chica de sus tallas, algo grandes, obviamente eran hombres, algo de maquillaje, y dos pelucas de pelo natural, una rubia de pelo liso y otra castaña con algunas ondulaciones, esta última la ocuparía Bill.