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"Mi tonto".

Quiso arrepentirse de haber aceptado.

En cuanto vió como iba a ir vestido a la dichosa fiesta, una falda negra ceñida a sus caderas, hacían que sus piernas se vieran mas estilizadas, una blusa holgada negra, hacían resaltar sus pechos, una chaqueta de cuero cubría sus brazos, por el leve viento que a veces salía en california.

Maquillada y peinada, se veía como una diosa, una diosa salvaje.

-Se supone que ayer golpeaste a mi novia, debes estar herida y golpeada también, tienes que estar descansando.

Bill le dijo mientras conducía hacía el club.

-En vez de eso, vas guapisima a una fiesta a divertirte.

-Nada de descanso...

Y murmuró con voz lenta.

-Nada me hará perder ir a una fiesta, y gracias por el cumplido, tú también vas muy guapo.

Se sobresaltó al sentir la mano de Taylor en su pierna acariciandola, la miró por un segundo y ella sólo le guiño un ojo, juguetona.

Música fuerte, alcohol por todas partes, luces de un lado a otro, y jovenes disfutando.

El club frente a la playa estaba lleno, de jovenes alocados, que querían divertirse y olvidarse de todo.

Muchas miradas hambrientas se posaron en la pelinegra de ojos grises, que acaba de entrar.

Bill quiso ponerse frente a ella, para que nadie la mirara y se extrañó nuevamente ante esta sensación.

-Bien...

Taylor lo miró y se acercó mucho más a él, para hablarle.

-Iré por allá. -apuntó donde estaba el Dj. -Haz lo que quieras, nos encontramos más tarde.

Bill quiso tomarla por el brazo y pedirle que se quedara con él, pero ella se había marchado rápidamente.

Miró a su alrededor, y todos bailaban y se divertían, él también tendría que hacerlo.

Así se distraería un poco.

Fué a la barra, y pidió un vaso de vodka, lo tomó mientras charlaba con una rubia preciosa.

Otro vodka, y dos cervezas, y estaba un poco mareado, tan sólo un poco...

-¿Entonces bailamos?.

Y le preguntó aquella chica.

-Por supuesto.

Bill la llevó a la pista de baile y comenzaron a moverse al ritmo de la música.

Se olvidó de todo en esos momentos, de Leah, de la pelinegra del internado de todo y disfrutó.

Sintió ganas de orinar y fué al baño.

Su celular sonó y contestó antes de salir, pues sería mas cómodo, ya que afuera no se oía nada por la música fuerte.

-Hola... -habló él, en un tono fuerte.

-¿Bill?, hijo. -se soprendió al escuchar su madre.

-Hola mamá, ¿Sucede algo?. -preguntó algo inquieto.

-Si hijo. -escuchó un silencio. -Es que ha venido alguien a visitarte, y quería preguntarte, si te falta mucho por llegar, o si ya estás aquí y puedes venir a casa.

𝗽𝗮𝗶𝗻 𝗼𝗳 𝗹𝗼𝘃𝗲 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora