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"La perra de Leah Collins, iba a pagar muy caro aquel golpe".

En la mañana, despertó bajo las sabanas, tapado hasta la cabeza, no llevaba la maldita peluca, y agradeció a Tom por haberlo tapado, o si no estaría en graves problemas.

La habitación estaba vacía, se fijó en la hora, y no estaba tan atrasado, pero aún así se había quedado dormido.

Un bulto de chicas no permitían el paso hacia el salón a la primera hora el viernes.

¿Qué sucedía?

-Hey Tom. -lo llamó. -¿Qué sucede?.

-Te has perdido la gran pelea eh. -lo miró confuso. -Taylor y Leah, pelearon fuertisimo, hasta llegaron a los golpes, hace unos minutos se la llevaron dónde el director. -se quedó estático.

Otra vez peleaban, su novia, y la chica que...

¿Qué?, ¿Qué le pasaba con Taylor?.

-¿Por qué pelearon?. -preguntó.

-No lo sé, Taylor la molestó, Leah no se quedó atrás, se gritaron pelearon se sacaron de sus casillas, y Leah le pegó a Taylor. -Y pues quedó ahí porque el director y la profesora Kristinne las separaron, fué genial.

Tom rió, pero a Bill no le causó ninguna gracia.

Ademas de no saber que le escondía Leah, no sabía porque ella odiaba tanto a Taylor y porque odiaba tanto a su novia.

¿Qué habría pasado entre ellas dos?, ¿Cuál era su problema?.

Durante la mañana y parte de la tarde, ni Taylor ni Leah se asomaron por el campus, muchas chicas murmuraban al respecto del tema, era raro que la más popular del internado no estuviera ahí y era más raro que la chica más rebelde y mala de ahí, no anduviera deambulando por ahí molestando a una que otra chica.

Mucho más tarde se encontraba en el auditorio, en conjunto con sus demas compañeras.

Se lo estaba pasando muy bien.

Y no quería pensar que en unas horas más o quizas mañana Leah le mentiría.

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-Bien chicas, seguiremos con estos ejercicios dos clases más. -les anunció. -Luego empezaremos a preparar la obra, quiero que me traigan varias ideas, y luego comenzaremos a escoger para luego repartir los personajes.

Bill miró atentamente a la profesora pensando si tal vez aún se encontraría en aquel internado para cuando repartan personajes.

Era cierto que quería irse, no quería estar ahí, pero también quería participar en aquella obra, estaba entusiasmado, era la primera oportunidad que se le presentaba de cumplir aquel sueño secreto.

La primera pero quizás no la única.

Nuevamente como la semana pasada salió bastante tarde del auditorio, y tuvo que caminar solo por todo el campus.

Mañana sería sábado y supuestamente iba a salir con con Leah...

Sólo si ella no le mentía.

A medida que avanzaba, su mente no dejaba de tratar de averiguar o pensar que le escondía Leah.

Debía ser algo grave, o algo ultramente secreto como para mentirle todo este tiempo...

Quizás tenía a otro.

Un sonido proveniente desde un arbustos más allá, le alertaron que no estaba solo.

No se asustó claro que no, pero si un sentimiento de curiosidad lo invadió y se dirigió hacia los arbustos, para tratar de ver quien era el responsable de aquel sonido.

Una cabellera castaña, se asomaba detrás de los arbustos, junto a la reja que cercaba todo el campus.

Leah estaba ahí, parada junto a la reja, esperando a alguien al parecer.

Se quedó a observando sin hacer el menor ruido.

¿Qué hacía ella ahí?.

Seguro conversaría con la misma persona que habló la otra vez, pensó.

El viento se estaba haciendo presente, moviendo la cabellera de su novia, un hecho que en cualquier otra ocasión le habría encantado pero ahora simplemente le daba lo mismo.

Una sombra se aproximaba a la reja, ¿Un chico?, joder, simplemente no.

Saludó a Leah, y empezaron a conversar muy animadamente, por la oscuridad de aquella noche y la falta de presencia de la luna, no podía ver bien el rostro de aquel bulto como decidió llamarle, solo su silueta y creyó reconocerla.

El mismo chico de la fiesta playera.

No llevaba su celular, como para haberle sacado una foto y luego poder encararla con alguna prueba.

Una pizca de celos comenzó a fundirse en su interior, y decidió irse de aquel lugar, sin ver como su novia besaba a aquel chico.

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Taylor acomodó el gel, sobre su mejilla.

¡Mierda!.

Le dolía, le dolía mucho.

La perra de Leah Collins, iba a pagar muy caro aquel golpe.

Podía haberle soportado todo, insultos, empujones, peleas, incluso el peor momento de su vida, pero no le permitiría que la golpeara así de fuerte, frente a todos.

Parece que no había entendido la advertencia, de no tocarla el año pasado, el desquite con Camille, no había servido para nada.

Ahora estaba, con un moretón terrible en su mejilla, castigada y sin moto.

Trataba de calmar su furia y rabia, sentada sobre su cama.

¿Por qué mierda no castigaban a Leah también?.

Ah si claro, porque ella es perfecta y popular, pensó.

En cambio ella que siempre causaba problemas, era castigada como por mil siglos más.

Todo era tan injusto.

Un golpe la sacó de los pensamiento no tan buenos sobre Leah.

Era Katy, o Kate o como se llamara que había pegado un portazo claramente muy fuerte.

Observó su rostro que vagamente se le hacía conocido, estaba enfadada y no estaba de tan buen humor.

-¿Dónde está Marie y Jade?, es tarde.

La escuchó murmurar con una voz muy ronca.

-No lo sé. -se encogió de hombros, mientras se quitaba el molesto gel de su mejilla izquierda. -Salieron juntas, quizás a donde.

-Está bien. -suspiró mirandola. -¿Qué te ha pasado en la mejilla?.

-¿Te interesa?. -Bill asintió lentamente. -Tu nueva amiga Leah Collins, me ha pegado. -rió amargamente.

-Te ha quedado horrible.

Como si no lo supiera, pensó ella.

-Dejame ayudarte.

Bill se acercó a Taylor rapidamente, volvió a tomar el molesto gel y lo puso en su mejilla.

Mientras se miraban mutuamente.

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𝗽𝗮𝗶𝗻 𝗼𝗳 𝗹𝗼𝘃𝗲 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora