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"Por favor Bill, hazme ese favor".

Y ese pronto no había llegado durante el siguiente mes, ni en las siguientes semanas.

Los primeros días había querido hablarle a Tom, pero sabía que no le contestaría el celular, y sumandole que pasaba tanto tiempo con Jade que es casi como si viviera con ella.

¿Si no lo había hecho antes, porqué lo haría ahora?.

Se había resignado a vivir con el enfado de su hermano y sucedieron los siguientes días, había trabajado y toda su mente se había reducido a dos cosas, trabajo y chicas.

La florería por la semana y las chicas en las fiestas del fin de semana, ¿Estaba feliz?.

Estaba pleno, se decía a si mismo.

Las cosas no habían cambiado mucho.

El recuerdo de Leah y de lo que había sucedido era eso un recuerdo que ya ni si quiera le influía en su vida.

Incluso a veces agradecía haber sabido la verdad ya que de no ser por eso, seguiría siendo un idiota enamoradizo y cursi.

En cambio ahora manejaba su vida a su antojo, sin ninguna atadura, sin dar explicaciones, sin complicarse. Según él la vida perfecta.

Pero volviendo al tema de Tom, Bill había hablado con James y este le habían dicho que dejara el tema, Tom también había hablado con ellos y había decidido desprenderse un poco del tema de las fiestas ya que se estaba centrando sólo en su novia, que no resultó ser ni más ni menos que:

Taylor y Jade.

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Esa mañana de un sólido Viernes, se acomodó el pantalón negro y sus vans favoritas, se colocó su camiseta que llevaba el logo de: "Florerías Simone" y bajó a desayunar.

Su madre se había ido hace mas o menos una hora, ya que debía encargarse de abrir y organizar todo en las dos primeras tiendas, y él bueno se encargaba de la otra.

Tomó un jugo y una fruta y se subió a su auto.

Condujo hasta el norte de la ciudad y estacionó su auto unos metros más allá de la tienda.

Abrió la puerta del personal y sonrió al ver que los empleados ya habían llegado.

-Buenos días señor Kaulitz.

Y la saludó una joven, bueno mayor que él, pero era en sí era joven.

Tendría unos veinte y tantos años.

-Buenos días Flo...

Y le sonrió y camino un poco.

Para el final del día cerró de los últimos, las tiendas de su madre tenían mucho éxito y estaba muy orgulloso de su madre.

Condujo hasta su casa, mientras trataba de comunicarse con James o algún amigo.

-Hey. -saludó en cuanto contestó James. -¿Estás vivo?.

-Vivo y saltando. -rió él. -¿Qué sucede?.

-¿Como que sucede?. -estacionó el auto frente a su casa y bajó de él con su celular en el oído. -Es viernes.

-Claro, claro... -recapacitó James. -Me estaba extrañando de que no llamaras.

-Si. -abrió la puerta de su casa y prendió las luces extrañado al notar que su madre aún no llegaba. -¿Te paso a buscar?.

-Pero claro. -escuchó del otro lado. -Luke está aquí y Liam se fué de viaje, seremos los tres nada más.

Luke es un amigo de la infancia de James y Liam es el hermano de Luke quien támbien estaba en lugar por mera casualidad.

-Esta bien.

Bill revisó cada lugar de su casa mientras hablaba, cerciorandose de que su madre no estaba en casa.

-Los paso a busca en una hora.

-Aquí te esperamos. -oyó un grito del que reconoció como Luke y rió. -Adiós.

-Dile que se calle ese idiota. -rió. -y Adiós.

Caminó hasta el refrigerador y sacó una nota que había pegada.

"Bill no llego a casa hoy. Iré a casa de mi amiga. Tú sabes, noche señoras.
Vuelvo mañana.

"Te quiere, tu madre".

Se encogió de hombros, bien por lo menos dormiría sólo o quizás no.

La ducha de agua caliente, lo había tranquilizado unos minutos hasta que oyó el molesto sonido de su celular.

¿Quién se atrevía a molestarlo en aquel momento?.

Al notar como el celular no paraba de sonar, tuvo que interrumpir su baño y salió envuelto con una toalla a la cintura con todo el jabón escurriendole sobre el cuerpo.

Tomó su celular y reconoció el número de su primo, ¿Qué sucedería ahora?.

-James... -suspiró. -¿Sucede algo?.

-¿Estabas ocupado?. -preguntó. -Lo siento si interrumpí.

Bill lo cortó.

-No claro que no. -suspiró. -Me estaba bañando pero dime, ¿Para que soy bueno?.

-Para cumplir favores.

Bill formó una media sonrisa ante su respuesta.

-¿Que quieres bro?.

-Que cuidemos a mi hermana... -murmuró.

Bill pensó un momento en la rubia de su prima, en lo hermosa que era y en lo que le había hecho.

-¿No es un poco mayor para cuidarse sola?.

Sin querer aquello sonó bastante mal.

-Digo no creo que quiera, que alguién la este cuidando.

-Es que bueno, esta noche quiere venir mi chica a casa.

Bill sonrió, todo se trataba de chicas.

-Tú sabes, eres hombre y bueno quiero estar con ella pero pensé mejor llevarla a la fiesta, pero aquí esta la chillona de mi hermana molestando a cada momento, como se va a hacer tarde estaba pensando que fuera a tu casa, ¿Puede?.

Hace mucho no veía a Kaley, después de lo sucedido, la había dejado en casa de su hermano y sólo en dos ocaciones la había visto, pero no había pasado nada, ya que sólo había ido a almorzar donde su primo y teniendo a James en frente Kaley no podía hacer nada y es que tampoco quería que hiciera algo.

-Bro, hay un problema.

Y recordó que iba saliendo.

-Se supone que vamos de fiesta, y mi madre no llegará a casa, creo que no pretendes que Kaley se quede sola.

Esta vez James interrumpió.

-Pero, ¿Puede acompañarnos a esa fiesta?.

Bill aguantó la respiración.

-Puede ir y así no se queda sola, ella adora las fiestas, por favor Bill, hazme ese favor.

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𝗽𝗮𝗶𝗻 𝗼𝗳 𝗹𝗼𝘃𝗲 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora