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"Tonta tu puta abuela".

Ashley y Camille, desaparecieron de su lado y quedaron solas en el pasillo.

Se paró firme y la miró, Leah notó su presencia e hizo lo mismo.

¿Cómo un chico como Bill, podía estar con ella?.

Entonces el odio que sentía se intensificó más, ella jugaba con Bill, ella le mentía y lo poco que había podido conocerlo, sabía que él no se lo merecía.

Aunque en realidad nadie se merece que le mientan, pero, ¿Ella no estaba haciendo lo mismo con su madre?.

¡Joder!, ¡Malditas confusiones!. -pensó.

-¿Qué tanto piensas, pequeña?.

Sacudió su cabeza, volviendo a la realidad, y se dió cuenta de que Leah estaba a su lado hablandole.

-No me digas pequeña.

Taylor gruñó furiosa, al oír aquel sobrenombre que solía decirle su padre.

-¿Qué quieres?.

-Pues pedirte un par de cosas...

Leah se encogió de hombros, gesto que molestó mucho más a Taylor.

-¿Tú pedirme a mí?. -habló sarcastica. -Oh no querida, yo no puedo hacer nada por ti.

-Claro que puedes. -se acercó a ella peligrosamente. -Y lo harás... -susurró.

-¿Qué putas madres quieres, Leah?.

Taylor se estaba cansando del tono en que le estaba hablando, quería alejarse de ella, quería irse porque si se quedaba era capaz de cometer una locura.

-Alejate de Kate. -sonrió cínica. -Ella es buena, y no merece que le mandes a hacer tus tareas y la trates como quieras.

¿Cómo ella sabía aquello?.

-¿Tú que sabes, Leah?. -la miró profundamente. -Yo hago lo que quiero con ella, además tu hablas de merecer y merecer. -¿Tú novio merece lo que le haces?.

Por un momento se maldijo al decir esto, pero algo en el subconciente la llevó a hablar, había pasado tanto tiempo con él.

-¿Qué se supone que le hago?.

-¿Puedes ser tan cínica?.

Y rió amargamente.

-¿Puedes ser tan hipócrita?.

Aquello la molestó aun más, debía irse de ahí, se metería en problemas sí...

-No te quedes callada.

Taylor quiso hablar pero la castaña se lo impidió.

-A todo esto, ¿Tú padre donde está?, ¿Ya volvió?. -A no, ahora que recuerdo, tú padre no te quiere.

Leah se burló y aquello fué la gota que revalsó el vaso.

-¡Cállate!.

La rabia, el dolor, la furia e ira la colapsaron.

-¡Cállate maldita zorra!.

Taylor con bastante intención, le pegó una cachetada que resonó hasta los pasillos contiguos, instintivamente Leah llevó su mano a la mejilla y tocó algo de sangre en su labio inferior.

-¡Salvaje!, ¡Eres una puta salvaje!.

Sin esperar más la castaña le devolvió el golpe, comenzando así una serie de golpes, insultos y revuelo.

𝗽𝗮𝗶𝗻 𝗼𝗳 𝗹𝗼𝘃𝗲 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora