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"Rosas para la mujer más hermosa de mi vida".

-Pensé que no vendrías.

Le murmuró Tom y le pasó una cerveza.

-Como terminas cansado con tu trabajo.

-Vendría igual. -se encogió de hombros. -¿Qué celebramos?.

-Que las chicas ya van a acabar el semestre. -sonrió.

-Genial. -tomó un sorbo. -¿Y Taylor?. -preguntó.

-Ahí.

Jade apuntó hacia un lado.

Bill se dió vuelta sonriente, afirmó las rosas sobre su chaqueta y miró hacia el punto mencionado por Jade.

Frunció el ceño y relajó la mandíbula haciendo desaparecer la sonrisa.

Miró detalladamente la escena.

Apoyada sobre ese tipo...

Con el que se peleó.

Ambos sonreían y bebían también cerveza, el tipo le susurraba cosas al oído y ella sonreía coqueta.

Sintió que algo se quebraba en su pecho y quiso saber que era, dejó caer la cerveza sobre la arena sin importarle cuan vacía estuviera.

Ella le sonreía como lo hacía cuando estaba con él, ¡Lo sabía!.

Lo había notado.

Ella lo miraba de igual manera que lo hacía con él.

¡Lo sabía!.

No podía dejar de mirarla en los brazos de otro.

Y quiso volver a golpearlo, romperle la cara hasta que dejara de sonreírle como Barbie el marica.

La observó otra vez mientras los segundos parecian ir más lento, pero su corazón iba más rápido, su pulso aumentaba y sentía algo en su estomago.

Sintió un miedo terrible, el miedo a volver a perderla, el miedo a no tenerla más.

Entonces supo que la quería para siempre con él.

La quería con él sin importarle nada, la quería con el a cada momento, la quería con él para besarla y acariciarla sin cansarse, la quería...

¡Puta Madre, la quería!, es más, la amaba y sabía que ya no debía ocultarlo.

La amaba más que a su vida y no había podido dejar de pensar en ella a cada momento.

¡Al diablo con la desconfianza!, ¡Al diablo con las inseguridades!.

Por no admitir aquel sentimiento del que tanto huía despavorido había perdido varias cosas y ahora y no estaba dispuesto a aquello.

Amaba a su pelinegra, la amaba con todo su corazón.

Sabía que esto era real...

Ahora se daba cuenta que lo que sentía por Leah no tenía comparación con lo que ahora estaba experimentado.

Sabía que estaba enamorado y también sabía que estaba enamorado de verdad.

-Bill...

Y sintió una mano en su hombro que reconoció como Tom.

-¿Estás bien?.

-Sí... -susurró y se dió media vuelta. -¿Está ocupada, no?.

Bill carcajeó con amargura.

𝗽𝗮𝗶𝗻 𝗼𝗳 𝗹𝗼𝘃𝗲 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora