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"Seco, frío y sin amor".

Bill se removió intranquilo en el lugar que estaba.

Había pensado que estas chicas, se pasarían la noche viendo peliculas en el televisor que extrañamante en su habitación no había, o se pintarían las uñas en ese sentido se acordó de su hermano, o pues saltando o chillando como solían hacer las chicas, ¿No?.

Pero se había equivocado.

Las tres chicas, Leah, Camille y Ashley, su otra compañera estaban en una ronda sentadas en el suelo con una botella al medio.

Iban a comenzar con el maldito juego.

Se acordó a la vez que a los trece años, había jugado al tonto juego de la botellita para poder besar a Jenna, la chica más linda de la clase.

Practicamente se arrepintió luego de comprobar que el beso no había sido tan maravilloso como se lo había imaginado.

Pero este juego no era así.

¿A quién se le ocurre que al girar una botella, una chica tendría que contestar una tonta pregunta?.

Sólo a unas chicas, de dieciseis y diecisiete años, es decir a Leah, Camille y Ashley.

-Bien. -habló Ashley. -A la que le toque, tendrá que responder con la verdad a las preguntas que las otras le hagan, ¿Entendido?.

Las chicas asintieron al igual que él.

-Sin trampas. -sonrió para comenzar a girar la botella.

El juego avanzaba a medidas que todas preguntaban cosas tan inutiles, como: ¿Qué harías ...?, ¿Alguna vez tú...?, ¿Qué sentirías ...?.

No había nada concreto y nada interesante, ni si quiera le había tocado a él, nada de preguntas, y nada de información que le pudiera servir.

Comenzó a aburrirse y supo que era hora de intervenir.

-Chicas voy al baño y vuelvo.

-No te demores eh.

Habló Ashley, Bill tan solo asintió para dirigirse al baño.

Sacó su celular apresuradamente, y tecleó un mensaje.

"Te extraño Leah, ansio verte este fin de semana".

Suspiró y se fijó en la foto de pantalla.

Él y Leah.

Salió rapido para encontrarse con las chicas, y poder ver si Leah leía su mensaje.

-Llegué. -se sentó con ellas. -¿Demoré mucho?.

Se hiso el inoscente, o en este caso... la inocente.

-No. -le sonrió Camille. -Esperamos a Leah, que fué a atender su celular.

Sonrió para si mismo, el mensaje, había llegado y ahora las cosas se podrían más faciles.

Observó a su alrededor en silencio mientras pensaba.

Esta experiencia, iba a ser única.

Hacerse pasar por chica, no es una experiencia que sucede todos los días.

Se observó a si mismo, y se dió cuenta de que no era fácil ser chica.

Estar preocupada de que tu uniforme no este arrugado, tener que depilarse todo.

𝗽𝗮𝗶𝗻 𝗼𝗳 𝗹𝗼𝘃𝗲 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora