Sales a una explanada amplia e iluminada, rodeada de carpas rayadas.
Varios senderos, a lo largo del perímetro, parten desde ella y se convierten en misterios ocultos salpicados de luces titilantes.
Hay vendedores ambulantes que se mueven entre la multitud, a tu alrededor, y venden refrescos y rarezas, extrañas creaciones que saben a vainilla y miel, chocolate y canela.
Allí cerca, sobre una plataforma, una contorsionista vestida con un reluciente traje negro flexiona su cuerpo hasta adoptar posturas imposibles.
Un malabarista lanza hacia lo alto esferas negras, blancas y plateadas, que flotan un instante en el aire antes de volver a sus manos. Los atentos espectadores aplauden.
Y todo ello bañado en una especie de resplandor, que procede de la inmensa hoguera que arde en el centro de la explanada.
Cuando te acercas, te das cuenta de que la hoguera arde en un amplio caldero negro de hierro que descansa sobre varias patas en forma de garras. Allí, donde en un perol normal debería estar el borde, el hierro se abre hacia fuera en largas tiras retorcidas, semejantes a espirales, como si lo hubieran fundido hasta darle la consistencia del caramelo y luego lo hubieran estirado. Las tiras de hierro retorcido se elevan para luego doblarse sobre sí mismas y entrecruzarse unas con otras, lo cual le da al caldero un aspecto similar al de una jaula. Las llamas se ven entre los huecos que quedan y en la parte superior, por donde sobresalen ligeramente. Sólo quedan del todo ocultas en la parte baja, de modo que es imposible saber qué es lo que arde, si madera, carbón o algo completamente distinto.
Las danzarinas llamas no son ni amarillas ni anaranjadas, sino blancas como la nieve.
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The Night Circus |•ᴬᴰ°ᵀᴷ
FantasyEl circo llega sin avisar. No viene precedido de ningún anuncio, no se cuelga cartel alguno en los postes o vallas publicitarias del centro, ni tampoco aparecen notas ni menciones en los periódicos locales. Sencillamente está ahí, en un sitio en el ...