Caminas por un corredor empapelado con naipes. Hileras y más hileras de tréboles y picas. Del techo cuelgan lámparas hechas también de naipes, que se mecen suavemente a tu paso.
Al final del pasillo, una puerta da a una escalera de hierro en forma de espiral. La escalera va hacia arriba y hacia abajo, pero decides subir. Al llegar al techo, encuentras una trampilla. Da a una sala llena de plumas que caen revoloteando.
Cuando empiezas a caminar entre ellas, caen cual copos de nieve sobre la trampilla del suelo y la ocultan a la vista.
Hay seis puertas idénticas. Eliges una al azar y, al cruzarla, arrastras unas cuantas plumas.
El olor a pino es asfixiante y descubres que estás en mitad de un bosque poblado por árboles de hoja perenne. Sin embargo, los árboles no son verdes, sino blancos y relucientes, y brillan en la penumbra que los rodea.
Es difícil abrirse paso entre ellos, pues en cuanto empiezas a caminar las paredes quedan ocultas entre las sombras y las ramas.
Se oye algo que parece una risa femenina, aunque tal vez no sea más que el crujido de las hojas mientras te abres paso en busca de la siguiente puerta, de la siguiente habitación.
Notas un aliento cálido en la nuca, pero al volverte no ves a nadie.
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The Night Circus |•ᴬᴰ°ᵀᴷ
FantasyEl circo llega sin avisar. No viene precedido de ningún anuncio, no se cuelga cartel alguno en los postes o vallas publicitarias del centro, ni tampoco aparecen notas ni menciones en los periódicos locales. Sencillamente está ahí, en un sitio en el ...