Capítulo 30

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Hongjoong aún estaba tenso, no sabía muy bien cómo reaccionar ante las suaves caricias que el menor le daba.
Esas frías manos que recorrían su espalda mantenían una especie de camino el cual siempre terminaba en su cintura y cada vez que los dedos de Mingi descansaban allí sujetandolo con fuerza, el mayor se estremecía.

Jamás pensó en tener relaciones con otro hombre, ni en sus más alocadas fantasías veía capaz de ello pero ahora, y aunque se mantenía tenso por la situación, ansiaba con saber cómo era, cómo sería sentir a Mingi completamente, cómo acabarían.

Experimentar algo completamente diferente a lo que estaba acostumbrado aumentaba la adrenalina en su cuerpo, su corazón latía fuertemente y su respiración era imposible de controlar.
Incluso se sentía adormecido, sus ojos se cerraban por si solos por cada toque, por cada roce e incluso sentir la respiración de Mingi cerca suyo hacía que un cosquilleo recorriera todo su cuerpo.
Podia apostar que la habitación pasó de un lugar frío a uno cálido, el frío que antes había desapareció y lo único que sentía era su cuerpo encenderse poco a poco.

Mingi sabía muy bien que hacer, no era su primera vez y es que a lo largo de su adolescencia había experimentado múltiples situaciones tanto con mujeres como con hombres, y fue al llegar a la mayoría de edad cuando se dió cuenta de lo que realmente le gustaba.
Aunque había tenido numerosas encuentros casuales esos que solo duraban una noche, con Hongjoong se sentía completamente diferente y esta vez no solo quería satisfacer su deseo, sino que tenía como prioridad hacer sentir bien a Hongjoong.
Quería darle el mayor placer, una buena experiencia y sobretodo que estuviera cómodo y seguro.
Si todo esto salía como lo planeaba, tal vez ambos podrían repetirlo.

Mingi mantenía su vista en el cuerpo de Hongjoong, no se le escapaba ningun detalle ni siquiera el más mínimo.
Sonrió al descubrir un pequeño tatuaje ubicado justo debajo de su abdomen cerca de su pelvis, estaba casi oculto casi invisible, aún así la pequeña mariposa dibujaba en la pálida piel de Hongjoong se veía como una obra de arte.
Levantó la mirada hacia el mayor, le parecía increíble y es que la última vez no se percató de tal sorpresa, ahora que podía verlo bien, encontró su lindo secreto.

Hongjoong sonrojado evitó la mirada de Mingi, nunca nadie había visto su tatuaje, ni siquiera la mujer con la que estaba casado.
Bajó sus manos tratando de taparse, no quería recibir burlas de parte de Mingi así que hizo lo más que pudo para ocultarlo nuevamente.

_¿Me haces un favor?_ Preguntó Mingi mientras quitaba los mechones de cabello que apenas tapaban los ojos del mayor. Hongjoong miró nuevamente al menor asintiendo y esperaba para escuchar el favor que debía hacer. Mingi se acercó al oído de Hongjoong y en voz baja como si estuviera por decir un secreto comenzó a hablar. _¿Podrías traer un condón?_ Dijo con una sonrisa en sus labios.

Hongjoong tragó duro, finalmente estaba pasando y su mente estaba en blanco sin poder pensar correctamente. Recibió una indicación de parte de Mingi y con dificultad caminó hacia donde estaban los condones.
Sintió la mirada de Mingi sobre él, era como una presa a la vista de un león y esa mirada le asustaba por el simple hecho de que lo hacía temblar como nunca.
Tardó más de lo esperado, sus manos estaban siendo torpes incluso su vista le estaba jugando en contra.
No supo cuántos llevar, no esperaba pasar toda la noche, pero no estaba seguro de eso.

_Vamos cariño, no tardes tanto_ Mingi habló y el simple apodo estremeció a Hongjoong.

A los segundos volvió hacia Mingi, se mantuvo parado y le entregó lo que necesitaba. El menor pasó su lengua por sus labios mojando estos, realmente estaba devorando a Hongjoong en su mente y no sabía por dónde empezar.

_Tienes que quitarlos_ Mencionó mirando hacia abajo. _Vamos quitalos_ Ordenó y para no hacer esperar a Mingi Hongjoong obedeció quedándose por fin en ropa interior.

Asesino Perfecto •Minjoong• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora