¿El castigo de Madre Magia?

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En los últimos días, los deseos de levantarse se habían esfumado, fuerzas para incluso sentarse en la cama ya la habían abandonado.

Muchos años antes, de ser por ella, se habría dejado sucumbir ante esa situación, pero Kreacher, el viejo Kreacher, estaba a su lado, obedeciendo la más antigua orden de uno de sus primeros Amos, la orden de Servir a la más antigua y honorable casa de los Black. Y en su interior sabia, con solo mirar los ojos del elfo, que no podía hacerle eso, no podía abandonarlo, no podía hacerle eso, no a él.

No quería pensar que pasaría con el viejo Kreacher cuando ella muriera, el siguiente en línea de sucesión era Sirius, su Sirius, y él estaba en Azkaban enterrado de por vida por crímenes que hasta ella creía eran imposibles que fueran de su autoría. Además, Kreacher se negaría a abandonar el hogar ancestral de la familia Black.

Según las líneas sucesorias, de algo pasarle a ella, Kreacher era propiedad de su padre, Pollux, pero Pollux ya no vivía en Grimmauld Place, él vivía en Nort Folk, con Irma, su madre, quizás ellos se dignarían a reclamarlo, si es que se acordaban de pasar por ahí. O quizás quedaría a resguardo de Cygnus, su hermano, él ya vivía solo con su desdichada cuñada, una de sus hijas estaba en Azkaban, otra repudiada en vida y la tercera haciendo su vida, quizás Kreacher sería tan servicial con ellos como lo era con ella, quizás.

Quizás, esa palabra repercutía en ella, recordando a donde la llevaron cada una de las decisiones que tomo, a estar sola y convaleciente en aquella cama, al cuidado de un viejo elfo doméstico, su esposo e hijo menor muertos desde hacía seis años, su hijo mayor repudiado de la familia cuando escapo a sus dieciséis años, y preso de por vida en Azkaban desde hacía cuatro años.

No podía dejar de sentir que todo ello, su soledad, la muerte de sus seres amados, y que Sirius estuviera en Azkaban era su culpa. Su culpa por seguir los valores que su padre, y el padre de su padre, y el padre de su padre de su padre... Y una larga lista, llegando hasta el más antiguo de sus antepasados, profesaban desde tiempos inmemoriales, quizás desde el mismísimo siglo XVI, cuando el venerado tapiz de los Black fue bordado y hechizado. Su culpa por seguir aquellas creencias con las cuales había sido criada, y las cuales aún creía en parte, que la alejaron de su hijo mayor, que llevaron a su hijo menor a una muerte tan joven, y la muerte de su esposo en una guerra en la cual no quería involucrarse eligiendo bandos.

Crio a Sirius según los estándares de la familia, aunque era un tanto rebelde, desde su más tierna infancia cuestionaba todo, pero seguía siendo su hijo, el niño de rizos negro azabache, sonrisa traviesa, el niño que a los siete años había trasformado algo en otra cosa (ya no recordaba que) solo porque quería un nuevo juguete que sus padres no querían darle, por considerarlo muy Muggle. Conforme fue creciendo, algunas actitudes se acentuaron y su Sirius se trasformó de un niño curioso y un tanto impetuoso, a un muchacho rebelde y envalentonado Gryffindor, una decisión que toda la familia repudio.

Ella estuvo de acuerdo con su esposo de no repudiarlo, una casa no definía a un Black, aunque era la primera vez que un Black no era sorteado en Slytherin, pero había registros de otros quienes se unieron a la familia que pertenecían a otras casas, ciertamente eso no fue justificativo para Pollux, y otros miembros de la familia que lo acusaban por deshonrar a la casa Black al ser sorteado en Gryffindor, y no pedir ser sorteado en Slytherin, y Walburga jamás le recrimino ese trato, por lo contrario, les daba la razón a detestar a Sirius. Y la vida siguió su curso, discusiones, y gritos, Sirius se volvió más impetuoso y de voz fuerte, las clases de etiqueta parecían haber sido olvidadas, Sirius no respetaba jerarquías, gritaba a sus ansias, hasta que un día decidió fugarse de casa, porque no aguantaba más la situación, a la familia elitista, según su carta, él no era así, se fue con los Potter y no miro atrás, ese día fue repudiado.

Rompiendo el Legado Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora