Rompiendo el Legado Black.

Accion y reaccion

Por supuesto una discusión, no deseada inicio, la señora Snape quería llevar a la muchacha Lily a su casa, pero Orión se negaba a permitírselo, solo porque cabía la posibilidad de que ella fuera a su casa a volver con su esposo golpeador. Y como repercusión la muchacha Lily Evans rápidamente acuso a Orión de ser un, como ella lo llamo, "Cerdo Marchista" y acuso a los Sangre Pura de también serlo.

Walburga en ningún momento se negó a llevar a la muchacha a su casa, pero esta estaba enfadada con Orión y enfrascada en la diatriba que se negaba a irse sin decirle sus verdaderas. La señora Snape, por lo contrario, insistía ella en llevar a la muchacha, ya que conocía a la familia Evans.

Regulus había dejado de tocar el piano mientras veía la pelea, el no interferiría, pero claramente demostraba estaba del lado de su padre en la discusión, Sirius había dejado de reírse, ahora miraba la perorata y como una muchacha de trece años se enfrascaba en una batalladora discusión sobre el machismo que Orión demostraba. Del otro lado Narcisa seguía tomando medidas al muchacho Snape ignorando todo lo que pasaba, y el muchacho Snape solo observaba y escuchaba, sin moverse de su posición.

Sentados en el sofá más amplio estaban los Tonks, Andrómeda se mantenía imparcial ante la situación, Ted claramente se veía disgustado y la pequeña bebé tenía los ojos abiertos en grande.

— ¡Tiene razón! — exclamo Ted, quien se levantó abruptamente del sofá y fue a pararse detrás dela muchacha Lily Evans —. Hay muchas cosas que deben cambiar en la comunidad mágica.

— Eso es por tu educación Muggles, los magos somos un grupo extremadamente reducido, contra los Muggles, por lo que muchas de nuestras costumbres no han cambiado mucho en siglos — espeto Walburga mirando a ambos —. La comunidad mágica ha buscado una estabilidad, y una forma de encontrarla, es apartándonos de la comunidad Muggles, teniendo nuestras propias costumbres, en nuestra familia siempre buscamos una voz de la razón, y esa voz es Orión en esta casa.

— Juraría que siempre fuiste mamá — exclamo Sirius mirando curioso.

— Mi carácter, y lo admito, es muy impulsivo al punto que exploto con facilidad, mi magia se dispone al ataque, no a la defensa — admitió mirando a Sirius con ternura —. Yo no podría ser la voz de la razón.

— Meda, no puedes estar de acuerdo con todo eso — exclamo Ted mirando a su esposa —. Con esto de quien manda es el hombre, quien hace y desase, quien trabaja, la cabeza en las reuniones...

— ¿De acuerdo con qué? En mi casa siempre quien ha dado las ordenes ha sido mi madre, y el que firmaba los papeles era mi padre, siempre y cuando mi madre le permitiera firmar — aseguro —. Y en esta casa la tía Walburga siempre lo ha sido también, solo que, si tiene razón, en ciertas situaciones es mejor una voz de razón que una voz impulsiva — dijo con serenidad —. Y puedo asegurarlo, una vez comiences a integrarte a la comunidad mágica, amaras esas reuniones, hablan de cualquier cosa, las mujeres también lo hacemos, solo que, acompañadas de té y galletitas, ustedes de algún licor.

— Gracias princesa mía, esas palabras son tan reconfortantes.

— Más allá de todo el protocolo, Lily debe ir a su casa, sus padres deben estar preocupados — interrumpió la señora Snape.

— Mi esposa puede acompañarla perfectamente.

— Entonces ¿Severus y su mamá deben quedarse aquí solo porque usted lo dice? — pregunto la muchacha pelirroja mirando desafiante.

— Su residencia no es segura, con esa bestia Muggle viviendo en ella — asevero Orión —. Que seguramente está esperando su regreso para lastimarla.

— Ese es mi hogar — replico la señora Snape.

— No es seguro.

— Entonces me quedo — dijo la muchacha pelirroja mirando con decisión —. No dejare solo a Sev con él — finalizo señalando a Sirius.