Arreglos

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Walburga sabía que un día después se desataría el caos, sabía que su padre, Pollux, quien había cambiado enormemente un acontecimiento de la vida pasada, que al llegar a felicitar a Regulus se encontrara con Andrómeda, su esposo e hija, sino que también que se tuvo que ir de la casa. Y ese cambio conllevaría algo de lo que estaba segura, al día siguiente Cygnus y Druella entrarían por la puerta principal, aunque no sabía que esperar de ellos.

Y, al mismo tiempo, veía a Orión tan emocionado con la bebé Nymphadora, arrullándola, haciéndole caras, e incluso comenzaba a hacer planes sobre que comprarle o lugares a donde quería llevarla, en un papel de abuelo. Una batalla se asignaba, y lo sabía, Orión era orgulloso y un padre ejemplar, demostró ser un padre presente para sus sobrinas durante el tiempo en que Cygnus presente no estuvo, no obstante, cuando estuvo presente Orión siguió siendo aquel que criaba a las niñas, el que imponía reglas, el padre de ellas pese a no tener el titulo como tal.

Cygnus, caso contrario, era el padre de Andrómeda, era en sus palabras quien tendría más derecho sobre ella solo por ser el padre, que alardearía de sus capacidades pese a nunca cumplir con un rol como tal, por lo que haría valer sus derechos y deberes como abuelo sobre la pequeña Nymphadora.

A la mañana siguiente Orión se había despertado primero, y no porque fuera a trabajar, lo encontró justo frente a la puerta con una de sus dagas antiguas y comenzando a tallar algo en la madera en runas.

— ¿Se puede saber que estás haciendo? — pregunto mirando a su marido, quien además de tener las dagas tenía un libro en mano, el Silabario de Runas.

— Excluir a tu hermano y tu cuñada, le impedirá cualquier entrada a la casa a futuro, y nos protegerá a todos — respondió sin dejar de ver el libro.

— No, Orión, Cygnus se crio aquí, no puedes hacer eso.

— Protejo a Andrómeda, su esposo y la bebé, es lo mejor para todos — dijo con orgullo —. Cygnus no tiene ningún derecho de entrar aquí.

— ¿Acaso esto es porque sabes que Cygnus apenas entre por esa puerta va a reclamar que es el abuelo de Nymphadora? — pregunto alzando una ceja.

— No — negó desviando la mirada.

— Orión, si alguien tiene que ganarse ese derecho es el, tú no — afirmo acercándose a quitarle la daga —. Tú ya te lo ganaste, cuando abrimos la puerta de la casa para que los tres estuvieran a salvo, cuando les brindamos protección, y cada día veo en tus ojos, y en los de la bebé, ella te quiere como abuelo — le tomo ambas manos y las coloco en su rostro para obligarlo a mirarla —. Si alguien va a tener que hacer trabajo para ganarse a la bebé es mi hermano, puede venir y decir "Es mi derecho, es mi nieta" pero no va a ganarla de esa manera, él le cerró la puerta cuando más lo necesitaba.

— De todas maneras...

— Orión, no seas terco — le reto —. Ve a alistarte para desayunar, Sirius Orión y Regulus Arcturus no tardaran en despertar, y estoy segura que Regulus Arcturus tiene mucho que contar sobre su primer año, y debemos preguntarle a Sirius Orión cuales asignaturas optativas escogió.

— Si tu hermano entra por esa puerta, exigiendo ser algo que no merece, no me voy a contener — advirtió.

— Y, así de pronto, tengo tres hijos y no dos.

Orión no respondió, a paso seguro subió las escaleras hasta el tercer piso donde se alisto. Por un momento Walburga se miró frente al espejo del pasillo. Se llevó dos dedos a la cien, pronto, más pronto que tarde, llegaría Cygnus por esa puerta, esperaba que no escogiera la hora del desayuno.

Para cuando todos estaban sentados en la mesa Regulus acerco sus notas, muy orgulloso, y fue felicitado por sus buenas calificaciones comparadas con las que Sirius tuvo el año anterior. Sirius no había cambiado su promedio, ni siquiera parecía haberse esforzado en pociones.

Rompiendo el Legado Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora