Rompiendo el Legado Black.

Orion

Despertar a la mañana siguiente con dos sonrisas, una a su derecha, y la otra a su izquierda era algo por lo que se sentía agradecida, ver a sus dos hijos a su lado sonriendo mientras dormían, aunque uno tenía la cara más angelical que hubiera visto, Regulus, y el otro tuviera cierta mueca de satisfacción, Sirius. Beso la frente de ambos, apenas los vio, no le importaba que tuvieran doce y trece años, seguían siendo sus niños.

Por un instante una breve imagen paso por su mente, la imagen de un cajón cerrado, cajón donde debería estar el cuerpo de dieciocho años, del niño a su lado de ahora doce años. Y luego la segunda imagen, ahora del su hijo de trece años, una foto de "El Profeta" donde se veía a un hombre adulto, de unos veintiún años, con grandes letras adornadas a su alrededor señalándolo como asesino y traidor.

Lagrimas surcaron en su rostro, aunque diariamente se repetía que evitaría ese destino, y sin saber realmente como, verlos a su lado, tan tranquilos, tan pacíficos era una imagen hermosa en verdad, pero al mismo tiempo la acongojaba. Mirar a sus hijos le producía una gran tristeza, le recordaba que no había sido nunca una madre digna de ellos. Y con solo recordar que nunca los había tenido en esa misma cama a ninguno de los dos, siempre les inculco a ambos que debían dormir en su cama, sin importar si tenían miedo, o simplemente haciendo un berrinche a los tres años de querer dormir allí.

Escucho el sonido de la puerta abrirse, al levantar la mirada vio a Orión entrar, se veía malhumorado, como si hubiera tomado una poción Pepperup y a punto de echar humor por las orejas. Lo escucho gruñir entre dientes, algo atípico de él, y luego entro al baño de la habitación para prepararse para el día.

Se levantó con sumo cuidado, a fin de no despertar a los dos muchachos, uno a su izquierda y el otro a su derecha. Se colocó su salida de cama, y busco su varita, la cual estaba sobre la mesa de noche, y fue a la puerta a esperar a Orión, tan pronto lo vio salir se acercó a darle un beso en la mejilla, aprovechándolo desprevenido, lo cual provoco que se sonrojara.

— Gracias por ser tan paciente.

— He — exclamo sorprendido.

— Dejar que Sirius Orión, pese a lo que hizo, durmiera aquí — le explico tranquila —. Y dejar a Regulus Arcturus acompañarnos.

— Cuando subía las escaleras, él estaba bajando emocionado, no hice nada extraordinario — refuto —. Lo estas...

— ¿Has visto cómo se comporta ante quienes el cree que se convertirán en personas para su discordia? Abiertamente les dice que los quiere fuera de la casa — dijo un tanto consternada —. Afortunadamente lo vienen ignorando y él no está armando escandalo al respecto, pero llegara el momento, con el mago o bruja equivocado que lo atacara, estuviste a punto de atacarlo anoche.

— No lo estaba por atacar...solo iba a usar un encantamiento levitatorio para llevarlo de mi cama a su cama — refuto haciendo un gesto con las manos como si llevara algo de un lado a otro, y se veía muy indignado.

— Sé que eres un hombre maravilloso, Orión, pero no estabas en las mejores condiciones, debes admitirlo — le advirtió —. Estas bajo muchas presiones, con tantas visitas, incluso comienzo a tener cierto temor, por Sirius Orión.

— ¿Temor? Sirius Orión demuestra una gran falta de respeto, es lo que menos debería preocuparte— dijo tajante —. Llegará el momento en que van a reclamarme por ese comportamiento más a que a él.

— No pueden reclamarte — negó —. Le hemos inculcado buenos valores a Sirius Orión y Regulus Arcturus, sabíamos que el entorno de Hogwarts seria el momento y el lugar donde se pondrían en juego su crianza, y dependerá de ellos mismos si aferrarse a los valores que les hemos inculcado o separarse de ellos, y por consiguiente de nosotros.