Ritos magicos

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A Orión no se le hizo divertido, en lo más mínimo, la manera casi obsesiva de Sirius de repetirle que lo estaba vigilando o lo mirara con desafío. Por lo contario estaba muy feliz de ver a Regulus demostrarle y con orgullo como llevaba el apellido, demostrando cortesía y caballerosidad.

Aquella noche Sirius demostró de cuáles eran los limites, y claramente no los tenía, cuando Walburga se disponía ir a continuar con la rutina de charlas con Sirius como cada noche no lo encontró en su habitación, ni él ni a Regulus, para su grata sorpresa, y disgusto futuro de Orión, ambos estaban en la cama matrimonial en el tercer piso. Sirius sonreía claramente satisfecho, y Regulus demostraba su grata sonrisa inocente.

— Se puede saber ¿Qué hacen los dos aquí? — pregunto Walburga al entrar y observarlos, agradeciendo que Orión aún se encontraba en el comedor junto a los otros hombres de la familia hablando de tremas triviales, salvo los Potter quienes rápidamente después de cenar argumentaron que al día siguiente tenía un día largo y no podían quedare, el esposo de Andrómeda también se había ido a acostar asegurando que su hija lo estaba llamando, y las mujeres cada una se estaba alistando para dormir, o en su mayoría ya estaban acostadas.

— Quería dormir aquí — dijo Sirius sonando muy orgulloso.

— Mi hermano me dijo que hoy dormiríamos aquí, ¿Está mal madre? Si estorbo...

— No digas eso, Regulus Arcturus, nunca estorbarías — le respondió rápidamente, y de manera casi abrupta le beso en la frente —. Solo que, quizás no se habrán dado cuenta, pero no hay espacio para su padre.

— ¡Que duerma en un sofá! Yo no me voy de aquí — sentencio Sirius —. ¿Y mi charla antes de dormir? Anoche no charlamos.

— Voy a alistarme para dormir, Sirius Orión si tu padre viene a dormir no seas grosero, intentare convencerlo.

— ¿Él no puede dormir con nosotros, madre? — pregunto Regulus con entusiasmo.

— La cama es pequeña para una familia de cuatro integrantes — le respondió con amabilidad y luego fue al baño privado del recamara, donde se cepillo el cabello y se colocó el pijama, junto a una salida de cama.

— ¡Tardaste mucho! — increpo Sirius —. ¿Por qué tardaste tanto?

— Por eso tus lecciones sobre modales son importantes — exclamo acostándose a un lado de la cama —. A ver, dime ¿Por qué una bruja debe estar todo el día con el cabello recogido en un rodete?

— Porque no se cortan el cabello — respondió sonriendo.

— Porque su cabello es tradicionalmente el lugar donde yace su magia, por lo que debe ser cuidado, y ningún hombre puede ver el cabello suelto o tocarlo — respondió Regulus.

— Salvo por su familia inmediata, padres, hermanos, esposo e hijos — acoto Orión —. A su cama.

— Quieren dormir con papá y mamá, ¿No les vas a permitir este pequeño capricho que nunca han tenido?

— Son demasiado grandes para tener esos caprichos.

— No te voy a dejar a solos con mi mamá — increpo Sirius.

— Sirius Orión, ya hablamos sobre la situación, te permitiré que me trates de esa manera, no obstante, tiene que ser reciproco, trata a tu padre de igual manera.

— No.

— ¿De qué manera?

— Comenzó a tutearme hoy.

— Usar pronombres tan impersonales es faltarme al respeto, que no lo haga.

— Mejor, no te lo has ganado — exclamo antes de cubrirse con el cobertor y desvió la mirada a su madre —. Me debes una charla nocturna.

Rompiendo el Legado Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora