-¡¿en que mierda estabas pensando Michelle?!
La pelirroja se encogió de hombros al escucharme.
-jamas hubiera imaginado que la policía de aquí fuera realmente eficiente, punto para ellos.
Puse los ojos en blanco, enfadada.
-mi padre va a matarme.
-es una posibilidad.- objeto Michelle, relajada.
-¡¿puedes dejar de actuar como si todo estuviese bien?!- le reproche.
-sabes que no te van a dejar ir solo por que llores y patalees, ¿verdad?- Michelle giro su cuerpo hacia mi. -tranquilízate.
Había pasado más de media hora y todavía nos encontrábamos detenidas en la comisaria de la ciudad, esperando a que nuestros padres vinieran a recogernos y que la policía termine de realizar el papeleo correspondiente.
Estábamos sentadas una al lado de la otra, dentro de la celda de detención. Del otro lado de los barrotes, un oficial de policia sin cabello y de aspecto robusto nos observaba mientras tomaba una taza de café a gusto.
-¿de donde sacaste las llaves?- le pregunto el oficial de policía a Michelle.
-de por ahí.- dijo sin más.
-¡¿de por ahí?!- intervine, incrédula.
-si, de por ahí.- insistió, Michelle.
-sabes que no te podemos dejar ir hasta que nos digas de donde sacaste las llaves, ¿verdad?- insistio el hombre.
-me las dieron.
-es un comienzo, ¿donde te las dieron?- volvió a preguntar el oficial.
-por ahí.- objetó Michelle, con una sonrisa burlona en su rostro.
Apoye la palma de mi mano en mi frente, frustrada. Michelle iba a matarme.
-dijiste que Javier te las había dado.- proteste a regañadientes.
-algo así...- Michelle estiraba las vocales al hablar de forma exasperante. -estaban en su mochila.
-las robaste.- interfirio el oficial.
-las tome prestadas.- aclaro mientras alzaba su dedo indice en el aire.
-¿por qué ese tal Javier tendría las llaves del mercado de Christopher?
Fije mis ojos en Michelle, expectante.
-quien sabe, tal vez las encontró.- Michelle se encogió de hombros.
-¿donde?- preguntó el hombre, impaciente.
-por ahí.- dije al mismo tiempo que Michelle al predecir sus palabras.
La pelirroja me dedico una sonrisa cargada de diversión.
Esto era ridículo, ella era la única que parecia estarselo pasando bien.
-veo que no piensas colaborar.- el oficial dejo su taza a un lado y se levanto de su asiento, dispuesto a irse. -descuida, tendremos toda la noche.
El hombre salió de la habitación, dejándonos a Michelle y a mi completamente solas dentro de aquella celda. Procedí a cruzarme de brazos.
-¿no piensas decirles de donde sacaste la llave?
-les pagan para averiguarlo, deja que los descubran solos.- respondió con prepotencia.
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Cereal lovers
RomanceLa vida de Piper da un giro inesperado cuando horas antes de su primer dia de clases decide ir al supermercado en busca de sus cereales favoritos, solo hay un problema; una colorada de 1,70 que logro ganarse su odio al arrebatarle la última caja de...