34. El alba

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Las mujeres para cerrar ciclos se tiñen el cabello sin tener en cuenta que el tiempo por si mismo se encarga de cerrarlos a diario.

Último día de trescientos sesenta y cinco, primera noche de miles que aún faltan por vivir.

La sidra burbujeando en mi copa, mi mente divagando en cuando aún le pedía a mi padre que me comprase aquella botella decorada con princesas de Disney para disfrutarla en estas vísperas.

Le di un sorbo al liquido que se encontraba en mi copa, ardida conmigo, con la vida por haber cambiado aquel jugo dulce por el amargor del alcohol.

Suponia que crecer se trataba de eso, abandonar cosas y cambiarlas por otras. En algún momento de mi vida sin darme cuenta deje de ser aquella niña que se trepaba en los árboles y comencé a ser la persona que soy ahora. Comencé a sentir el amargor de la vida adulta.

Los niños eran como un jugo dulce, uno con un empaque divertido. Mientras tanto los adultos, eran como el alcohol; amargo y aunque algo difícil de digerir, satisfactorio.

Yo aún no me veía a mi misma como una adulta, aunque todo apuntaba a que ya estaba comenzando a serlo.

Las estaciones habían pasado tan rápido frente a mi que no me pare a pensar ni un minuto en que el último año viviendo con papá ya había terminado.

Me estaba marchando y en la solida casa que se encontraba en la parcela de al lado solo quedaba mi fantasma y agridulces recuerdos del pasado.

Recuerdos de mi infancia y adolescencia.

—te ves pálida, ¿segura que te encuentras bien cariño?

La voz de mi padre me sujeto del cuello y trajo nuevamente a la realidad, donde mi ensamblada familia y un cordero asado esperaban con gusto a que llegasen las doce.

—claro, ¿me pasas la Mayonesa? Porfavor.

Papá asintio, convencido en que su hija no le mentiría. La Mayonesa llegó hasta mis manos segundos después. La apreté con fuerza, dejando caer su interior sobre mi plato.

—¿ya has preparado tus valijas?

Negué con la cabeza ante la pregunta de Sandra.

—no aún, será un problema para mi yo del futuro.

—¿a tu yo del futuro te refieres a con tu yo dentro de unas dos semanas?

—claro, eso es el futuro. ¿No?

La verdad era que no me encontraba con ánimos de hacerla. Aquello significaba aceptar que todo lo que me estaba ocurriendo era real y por más que estuviera esperando que mis sueños se cumplieran, nunca imagine que serían bajo estos términos.

—deberías comenzar antes, así no tendrías que preocuparte por eso sobre la fecha.— insistió. —¿es mucho equipaje el que te llevas?

Negué.

—una valija y un bolso. Marina dijo que allá tendría todo lo que necesite, que no me preocupase por ello.

—¿Marina?— Levantó la mirada Francis.

—su representante.— se adelanto papá, al mismo tiempo que unas risas salían de forma involuntaria por su boca. —lo siento, aún me es irreal todo esto. ¿No es algo maravilloso?

—vaya, con representante y todo.— el rubio alzó ambas cejas.

—será toda una estrella pop.

—¿Piper haciendo Pop?— pronunció con ironía Sophia, ante las palabras de su madre. —ella hará rock.

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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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